En Madrid, no hay verbena sin un chotis que se precie. Los más puristas de este baile dicen que se puede bailar sobre una misma baldosa, pero ¿sabías que esta danza tan castiza ni siquiera nació en España?
Antes de volver a celebrar San Isidro, desempolva el organillo y vístete de chulapo para conocer todos los secretos para bailar un chotis como el mismo santo madrileño manda.
EL BAILE QUE NACIÓ DE UNA EQUIVOCACIÓN
Aunque pueda parecer que el chotis es más madrileño que la calle de Alcalá, lo cierto es que su origen no surge ni siquiera en España. Este castizo baile nace nada más y nada menos que en Bohemia, en la República Checa.
el chotis nace en bohemia (república checa)
Allí era conocido como Schottish, en honor a su origen escocés. Sin embargo, a España llegó gracias a una de las famosas fiestas que la reina Isabel II celebraba en el Palacio Real.
Se sabe hasta la fecha exacta de aquella primera fiesta en la que se bailó un chotis en Madrid. Fue el 3 de noviembre de 1850. En aquel momento era conocido como Polca Alemana.
Schottish era una palabra muy complicada para los madrileños. Con el tiempo, su mala pronunciación acabó dando lugar a su nombre actual: chotis.
Tanto gusto que enseguida se popularizó en Madrid. De hecho, es muy curioso cómo un baile que proviene de la más alta aristocracia y nobleza española se convierte en una danza popular bailada por el pueblo llano.
EL CHOTIS DE ARGENTINA, PARAGUAY Y URUGUAY
Al llegar a España, el chotis corrió como la pólvora. Tan famoso se hizo que en el siglo XIX se exportó a las Américas. Esto hace que esta danza tenga variantes repartidas por todo el mundo.
argentina, paraguay, uruguay, brasil y méxico también tienen su particular chotis
En Argentina, Paraguay y Uruguay llegó el chotis gracias a los inmigrantes alemanes y polacos que llegaron a estos países latinoamericanos en el siglo XIX. Estos se asentaron, sobre todo, en la Cuenta del Río de la Plata.
La gran diferencia con el madrileño es que este baile se interpreta acompañados con un acordeón diatónico y una guitarra. Esta formación de músicos es conocida como orquesta típica campesina o “campiriña”.
La influencia de la cultura indígena también cambió radicalmente aquel chotis latinoamericano. Al fusionarse con la música guaraní, dio lugar al chamamé moderno.
Otra de las versiones es el Xote brasileño. Este se popularizó entre las clases altas de la sociedad brasileña. También hay chotis en el norte de México, y es conocido como “shotis”.
EL GRAN COMPLEMENTO DE LAS VERBENAS: EL ORGANILLO
El gran compañero de baile del chotis sin duda es el organillo. Madrid sabe a vermut, huele a claveles y suena como la música que desprende este instrumento tan castizo. Sin embargo, como el chotis, tampoco nació en España.
Los primeros organillos de los que se tiene constancia nacieron en Inglaterra en el siglo XIX. Como los actuales, estos contaban con un rodillo que se hace girar a mano con una manivela.
Al girar, se mueven unas púas que chocan contra las teclas de una especie de piano. Cada rodillo contiene, normalmente, un total de 10 canciones. Los más pequeños pueden tener menos.
Sería el italiano Luis Apruzzese el que traería el organillo a Madrid a finales del siglo XIX. Este luthier se dedicaba a reparar pianos. En 1898 emigró a España y conoció a su mujer. Junto a ella decidió instalar una tienda y fábrica el número 7 de la carrera de San Francisco.
Los herederos de Apruzzese se hicieron cargo del negocio familiar. El organillo tenía la ventaja de que se podía transportar fácilmente y montar una fiesta en cada calle por la que aparecía. En los años 50, este taller llegaba a tener hasta 7 u 8 empleados.
el organillo está en peligro de extinción
En la actualidad en este lugar hay un pequeño museo. El problema es que casi nunca está abierto pues el negocio del organillo, por desgracia, está prácticamente en peligro extinción y sus dueños no se pueden dedicar plenamente a ello.
ASÍ SE BAILA UN CHOTIS
El chotis es un baile que se baila en pareja, cara a cara. Para interpretarlo es muy importante ir ataviado con el uniforme oficial de madrileño: el tradicional traje de chulapo.
en el chotis la mujer es la que lleva al hombre
Es un baile sencillo, pero muy curioso. Esta danza es de las pocas en las que el liderazgo recae en la mujer. Es la chulapa la que dirige el chotis, girando alrededor del hombre.
El chulapo, por su parte, se mantiene en el centro mirando al frente en todo momento. Una de sus manos la agarra su pareja, la otra se guarda en el bolsillo. Los pies se mantienen juntos, talón con talón.
el chotis se baila sobre una sola baldosa
El hombre comienza a girar sobre la punta de sus pies empujado por la mujer. Esta va girando cruzando las piernas con gracia y salero. Los más expertos dicen que un chotis bien bailado se puede interpretar sobre una única baldosa.
Cuando cambia la música, la pareja debe dar tres pasos para adelante, tres para atrás. A partir de aquí se cambia el sentido del giro. Como vemos, es un baile muy sencillo pero que requiere de mucha gracia para interpretarlo de manera correcta.
LOS GRANDES DEL CHOTIS
Las zarzuelas madrileñas hicieron mucho para que el chotis se convirtiera en la danza tradicional de la región por excelencia. Federico Chueca sería uno de los autores que más los utilizaría en sus composiciones.
El granaíno Francisco Alonso también sería otro de los que escribiría grandes chotis como el conocidísimo ‘Pichi’. Pero sin duda, el que escribiría el chotis de los chotis fue el mexicano Agustín Lara.
El chotis ‘Madrid’ fue estrenado en 1948 fuera de nuestras fronteras, en una emisora de México. Lara le ofrecería interpretarlo a la cantante Ana María González, que posteriormente se encargaría de popularizarlo en las fiestas de San Isidro de ese mismo año.
Aunque ha tenido numerosas versiones a lo largo de la historia, quizás la más conocida de este chotis sería la interpretada por la famosa Lola Flores en la película La Faraona.
Agustín Bravo haría historia en España gracias a este canto de amor hacia Madrid. La capital le devolvería todo el cariño instalando a los pies de las Escuelas Pías de Lavapiés una escultura en su honor.
Ahora que ya conoces todos los secretos del baile más castizo de Madrid, solo queda ponerse el mantón y la parpusa y practicar hasta que seas capaz de bailar un chotis sobre la misma baldosa, como los verdaderos chulapos.