Naiara tiene un nuevo corazón gracias a los médicos del Área de Corazón Infantil del Hospital Gregorio Marañón. Naiara vivió un periodo de gestación muy complicado en el que se detectaron anomalías en su corazón en plena formación, estos problemas hicieron que la mamá de bebé tuviera que adelantar el parto para que el corazón de su hija continuara latiendo. Sin embargo, ya en el mundo, la bebé necesitaba un nuevo corazón para seguir viviendo.
Traerla al mundo antes de tiempo y con menos de dos kilos fue un acierto muy arriesgado. En cuanto se consiguió que el resto de órganos maduraran, la recién nacida entró en la lista de trasplantes a pesar de que existen muy poco bebés donantes. Pero la generosidad de otros padres que habían perdido a su bebé hizo que Naiara tuviera un nuevo corazón disponible para trasplantar tras dos meses de vida.
El caso de la pequeña Naiara es único en el mundo
“Fue un momento muy importante, porque nos enfrentamos al trasplante de corazón que realizábamos al bebé más pequeño hasta el momento y porque 24 horas antes, Naiara había empeorado mucho. Si no hubiera llegado ese corazón habría habido pocas posibilidades de supervivencia”, explica Manuela Camino, jefa de la Unidad de Trasplante Cardiaco Infantil del Hospital Gregorio Marañón.
El caso de la pequeña Naiara es único en el mundo por tres motivos. Primero porque se trata de un donante y receptor bebés, segundo porque el injerto cardiaco se implantó tras varias horas de isquemia fría en un centro alejado del hospital donante y tercero porque se trata de un trasplante de corazón con incompatibilidad sanguínea entre donante y receptor.
UN TRASPLANTE CON INCOMPTABILIDAD SANGUINEA
La donación ha sido un hito médico debido a que la pequeña solo alcanzaba los 3,2 kilos. El trasplante ha sido posible gracias a una donación en asistolia. Se trata de la primera intervención de este tipo en un bebé de pocos meses y con incompatibilidad sanguínea con su donante.
El corazón del donante fallecido se recuperó antes de su extracción a través de un sistema de circulación extracorpórea, que permite mantener oxigenados los órganos susceptibles de trasplante y valorar el funcionamiento cardiaco. Tras comprobar una función adecuada con esta técnica se procedió a la extracción cardiaca y al implante en el receptor. El trasplante fue recibido con gran éxito por la pequeña a pesar de tener incompatibilidad sanguínea con su donante.
Juan Miguel Gil Jaurena, el cirujano cardiaco que llevó a cabo la delicada intervención, explica que “la diferencia en una donación en asistolia es que el cirujano se encuentra un corazón parado, lleva unos minutos sin latir, está en isquemia caliente. En ese momento lo que hay que hacer es recuperar el latido de ese corazón, y eso se realiza conectando el corazón a un sistema de circulación extracorpórea. Tras su recuperación, los pasos son igual a una extracción tradicional”.
Asimismo, el doctor Gil Jaurena confirma que “hace poco tiempo nadie se hubiera planteado que personas con el corazón parado, si lo logramos recuperar, pueden convertirse en donantes, lo que puede aumentar este tipo de donaciones para los bebés”.
UNA INTERVENCIÓN CON TRASLADO POR VÍA ÁREA
La donación tuvo lugar en un hospital de otra comunidad autónoma, lo que supuso
el traslado del equipo cardiaco del Hospital Gregorio Marañón por vía aérea. Los profesionales madrileños tuvieron que acudir al otro centro hospitalario ya que tenían que recuperar el latido para poder trasladarlo e implantarlo.
“Nuestra labor es ser el corazón y los pulmones del niño durante la cirugía, durante el proceso de injerto. Sin embargo, en este trasplante lo extraordinario fue que tuvimos que recuperar el corazón dos veces y no solo una, como es habitual.
Además, tuvimos que modificar toda la bomba de circulación extracorpórea para
adaptarla a un niño tan pequeño, pero no hubo problema y se realizó con éxito”,
explica José Ángel Zamorano, perfusionista del Hospital Gregorio Marañón.
El nuevo corazón de Naiara ha sido posible gracias a la cooperación entre los equipos de los dos centros hospitalarios. Pese a la urgencia de la intervención, la misma se programó minuciosamente y ha sido todo un éxito.
“Pese a que otro de los retos era la distancia y el tiempo, al estar en hospitales distintos y tener que aplicar un protocolo de isquemia fría, llegamos al
Hospital Gregorio Marañón con el órgano en buenas condiciones y tras la
implantación el corazón comenzó a latir fuerte y estable”, explica Juan Miguel Gil Jaurena, cirujano del Gregorio Marañón.
A día de hoy, Naiara ya está recuperándose en planta tras varios días en la UCI en observación. El trasplante ha sido un éxito a pesar de tener incompatibilidad sanguínea con su donante. Gracias a los profesionales del Hospital Gregorio Marañón, la bebé de tan solo dos meses tiene una nueva oportunidad. Una nueva vida gracias a los médicos que son capaces de dar un nuevo corazón.