Barcelona y Madrid se encuentran entre las 20 ciudades más sostenibles de Europa, según el Índice de Ciudades Europeas Sostenibles de Schroders. Concretamente, la ciudad Condal ocupa el lugar décimo cuarto y la capital madrileña el décimo quinto del ranking encabezado por Ámsterdam, Londres y París.
El Índice de Ciudades Sostenibles de Schroders se basa en los perfiles de sostenibilidad de las ciudades europeas de más de un millón de habitantes, destacando las urbes que están cumpliendo sus objetivos medioambientales de acuerdo con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.
Las 59 ciudades del Índice se clasifican en función de 13 políticas medioambientales igualmente ponderadas. Estas abarcan áreas como los objetivos de consumo de energías renovables, el transporte público más limpio, las estaciones de carga de vehículos eléctricos públicos, los plásticos de un solo uso, la calidad del aire, los planes climáticos, los objetivos de neutralidad de carbono y la política de residuos.
Las puntuaciones más altas se basan en la sólida respuesta de las ciudades para hacer frente al cambio climático. Así, Ámsterdam, Londres y París obtuvieron puntuaciones similares en todas las categorías de políticas, en gran medida respaldadas por los planes climáticos de las ciudades.
Además, los primeros puestos del índice están dominados por ciudades de Europa occidental y septentrional, mientras que las ciudades del norte de Europa se han situado casi exclusivamente en el cuartil superior y las urbes de Europa del Este en el extremo inferior del índice, con la excepción de Praga y Sofía.
En el caso de España, Barcelona y Madrid reciben ambas ciudades puntuaciones similares en todas las categorías de políticas. Los aspectos más destacados de Barcelona incluyen un nuevo plan de 38 millones de euros para aumentar el número de zonas verdes en la ciudad.
El actual Plan Climático 2018-2030 de Barcelona se centra en una serie de áreas para alcanzar su objetivo de neutralidad de carbono para 2050. Este plan incluye la mejora de la eficiencia energética en los edificios, el aumento de la generación de energía solar, una estrategia de residuo cero y la adquisición de una flota de autobuses municipales con bajas emisiones de carbono para 2025.
Madrid también se centra en estos ámbitos, y recientemente ha publicado una Hoja de Ruta para la Neutralidad del Carbono en 2050, que se basa en estrategias anteriores y tiene como objetivo hacer que la ciudad sea más sostenible desde el punto de vista medioambiental. Madrid está trabajando para conseguir que el 100% de su flota de autobuses urbanos sea de bajas emisiones, y está amparada por el proyecto de ley del Gobierno español que propone un impuesto sobre la producción y eliminación de plásticos de un solo uso.
“Tanto Ámsterdam como París obtuvieron buenos resultados gracias a su ambicioso objetivo de que el 100% de la energía proceda de fuentes renovables para 2050. En esta categoría, Londres se quedó algo atrás, con un objetivo del 15% para 2030. Esta cifra se sitúa por debajo de la directiva de la UE sobre energías renovables, cuyo objetivo es que el 27% del consumo final de energía proceda de fuentes renovables para 2030 y que se utilizó como indicación de las mejores prácticas para orientar la puntuación en esta categoría”, ha explicado Hugo Machin, director de cartera y codirector de Ciudades Globales de Schroders.