El triduo de verbenas que vive Madrid durante el mes de agosto lo cierra una de las más especiales. La Virgen de La Paloma es la que despide a una semana entera de fiestas, chotis y mantones.
El madrileño barrio de La Latina vive sus días grandes gracias a la que muchos han bautizado como “patrona popular de Madrid”. Descubre la historia de la castiza verbena de La Paloma que Tomás Bretón inmortalizó en su famosa zarzuela.
UNA MODA QUE INICIÓ ISABEL DE VALOIS
Para descubrir la historia que se esconde detrás de la insólita imagen de la Virgen de la Paloma tenemos que viajar a la época en la que Madrid estaba a punto de convertirse en la capital de España.
Antes de que esto ocurriera, Isabel de Valois, esposa de Felipe II, llega a España en 1561 con un cuadro en que sale una virgen. Una vez instalada en el país, la reina encargó que le diseñaran una talla que representara la imagen que salía en el cuadro. Esta decidió vestirla con su propia ropa de viuda.
Isabel de Valois le preguntaría a una de sus criadas cómo llamar a la virgen que acababa de recibir. Ella le contestó: ‘¡De la Soledad!’. Así nace esta advocación a la que pertenece la Virgen de La Paloma y que se convierte en la más popular de España.
ASÍ APARECIÓ LA VIRGEN DE LA PALOMA EN MADRID
¿Por qué ‘de La Paloma’ si en realidad es la Virgen de la Soledad? Pues tiene una explicación. En Madrid, siguiendo en el ejemplo de la reina, se empezó a popularizar regalar a las hijas que se acababan de casar un cuadro de la Virgen de la Soledad.
La capital se llenó de cuadros que lucían en casi todas las casas y hasta en las puertas de las tabernas más castizas. Tan común era que se creó alrededor de esto un sector de pintores que hizo que en Madrid hubiera hasta 27 artistas que se dedicaban a pintar cuadros de la virgen.
Isabel Tintero era una vecina que vivía en el barrio de La Latina allá por el año 1791. Un día, paseando por las inmediaciones de la Puerta de Toledo vio a unos niños jugando en un solar con uno de los cuadros. Nadie sabía cómo había llegado hasta allí.
La vecina decidió comprárselo por unas monedas. Isabel decidió poner en el cuadro de la Virgen en la puerta de su casa en la calle de La Paloma. Ella aseguraba que era milagrosa. Debido a su ubicación, esta Soledad madrileña pasó a ser conocida como ‘Virgen de la Paloma’.
EL MILAGRO DE LA VIRGEN DE LA PALOMA
La fe de Isabel Tintero por la Virgen de la Paloma enseguida se contagió por todos los rincones de la Villa. Los madrileños comenzaron a acudir en masa a pedirle favores al cuadro de esta vecina de La Latina.
Tanta fama cogió que en la puerta de la Isabel Tintero apareció un día la mismísima reina María Luisa de Parma. La esposa de Carlos IV quiso presentar a la Virgen a su hijo Fernando para que esta intercediera por él y le curará una grave enfermedad.
La leyenda cuenta que la Virgen de La Paloma curó al que sería el futuro monarca de España. El milagro corrió como la pólvora y esta imagen se convirtió en una de las más veneradas y queridas de Madrid.
Gracias a este milagro real, una tradición nació en la capital. A partir de entonces, cada 2 de febrero es costumbre que los padres acudan con sus hijos pequeños para que estos sean presentados ante la Virgen de la Paloma.
UNA PATRONA QUE AÚN HACE MILAGROS
La Virgen de la Almudena es la que ostenta el título de Patrona de Madrid, sin embargo, en cuestión de cariño, la Virgen de la Paloma es la más querida de la capital. Muchos se han atrevido a bautizarla como la “patrona popular de los madrileños”.
El milagro que obró frente a la reina María Luisa de Parma hizo que se construyera una iglesia para que fuera venerada por todos los vecinos de la Villa. Esta se incluyó en lo que es la Parroquia de San Pedro el Real, donde estaba la casa de Isabel Tintero, en la calle de La Paloma.
Aquellos que custodian la imagen de la Virgen dicen que desde que apareció en aquel descampado no ha dejado de hacer milagros. De hecho, aquellos que creen dicen que el último ocurrió no hace mucho.
El día 20 de enero del 2021 Madrid se encontraba conmocionado tras vivir la explosión del edificio aledaño a la parroquia de La Paloma. Al lado del mismo, una residencia de ancianos y un colegio lleno de niños.
El edificio quedó completamente en ruinas tras lo que al parecer fue la explosión de una caldera de gas. Casi como si fuera un milagro, este suceso solo acabó con la vida de cuatro personas.
En realidad, la escena tenía todos los ingredientes para convertirse en toda una desgracia. Los fieles parroquianos aseguran que la intercepción de la Virgen de la Paloma fue indispensable para que esto no ocurriera. La fe de cada uno interpretará esto como cierto o casualidad.
LA VERBENA DE LA PATRONA ‘POPULAR’ DE MADRID
La Verbena de la Paloma se celebra en Madrid el día 15 de agosto coincidiendo con la festividad de la Asunción de la Virgen. Esta lleva acompañando a los madrileños desde el siglo XVIII.
Esta virgen es la patrona de los Bomberos. El pistoletazo de salida comienza cuando uno de los integrantes del cuerpo de bomberos descuelga privilegiadamente el cuadro del altar para que este salga en procesión por las calles de La Latina.
La fiesta continua en varias calles del barrio. La artería principal de estas fiestas populares es la carrera de San Francisco. Esta se llena de puestos de zarajos y gallinejas que se prolongan hasta el parque de las Vistillas.
Las Corralas se ponen “guapas” con mantones y los chulapos, chisperos y Manolos salen a las calles de Madrid con sus mejores galas. Además de ello, es tradición realizar una ofrenda florar en la puerta de la iglesia de la calle de La Paloma.
Tan importante es la Verbena de La Paloma para el pueblo de Madrid que hasta las mismas zarzuelas han sido testigo su importancia. El 17 de febrero de 1894, Tomás Bretón estrenaría su obra en el Teatro Apolo Madrileño.
Don Hilarión, don Sebastián, la tía Antonia y el resto de personajes de la Verbena de la Paloma darían la vuelta al mundo entero, convertidos en una de las muestras más representativas de este popular género musical.
OTRO AÑO ‘A MEDIAS’
La Virgen de la Paloma es la encargada de decir ‘adiós’ a las verbenas de verano. Los claveles, los mantones y la limonada se guardan hasta el año que viene tras una semana entera donde San Cayetano, San Lorenzo y La Paloma han alegrado la vida de los madrileños.
La pandemia ha hecho que, por segundo año consecutivo, estas fiestas tengan que ser ‘diferentes’. Los conciertos de Las Vistillas se han limitado y los bocadillos de gallinejas no estarán en la carrera de San Francisco.
Sin embargo, lo que si seguirá implacable es el amor de los madrileños por su “patrona popular”. Así ha sido durante siglos y así será, a la espera de volver a disfrutar de la vida y de la alegría de las calles de Madrid en fiestas.