Ver a una mujer agente policía hoy en día no es nada raro. De hecho, conseguir que nadie se extrañe por ello ya es toda una conquista. Pero, con respecto a ello, siempre hubo una primera vez que tuvo que romper moldes.
Se cumplen 50 años de la incorporación de la mujer al cuerpo de la Policía Municipal de Madrid. Por este motivo, vamos a recordar esas primeras veces en las que ver a una agente femenina era más difícil que cruzarte con una manada de lobos por Gran Vía.
UN PRIMER PASO HACIA LA IGUALDAD
Madrid fue, junto a Córdoba, las primeras ciudades de España que tuvieron mujeres entre las filas de sus policías locales. Corrían entonces el año 1971. Antes era impensable poder ver un agente femenino patrullando por las calles de cualquier ciudad o pueblo del país.
La primera promoción de mujeres policías de Madrid se licenciaron bajo la alcaldía de Carlos Arias Navarro. En aquel año, se ofrecieron un total de 51 plazas destinadas a mujeres.
No era fácil. Los prejuicios estaban a la orden del día. No muchas mujeres querían dedicar su vida a un trabajo que históricamente había estado destinado a los hombres. Sin embargo, no faltaron valientes que decidieron arriesgarse para así pasar a la historia.
EL UNIFORME DE LAS AGENTES, UN GRAN IMPEDIMENTO
Como no podía ser de otra manera, el uniforme que vestían estas nuevas policías no tenía nada que ver con el que portaban sus compañeros de cuerpo. Quedar claro que eran mujeres era una tarea importante porque la igualdad, en la década de los 70, no se entendía como ahora la conocemos.
El uniforme contaba con una falda pantalón que muchas decían que estaba mal hecha. “Se nos subía al andar”, comentaban. También tenían solamente una camisa, que tenían que usar tanto en invierno como en verano. Además de ello, llevaban un pequeño bolsito.
Pero lo que más llamaba la atención eran los tacones. “Gato con guantes no caza” se suele decir. Pues lo mismo pasaba con el calzado de estas primeras agentes de policía madrileñas. Con estos zapatos, que además eran de muy mala calidad, era imposible correr detrás de ningún tipo de infractor.
LAS PRIMERAS VECES DE LAS AGENTES MADRILEÑAS
Las primeras agentes no podían dedicarse a las tareas que se dedicaban sus compañeros. Estas fueron todas destinadas a regular el tráfico en los bulevares más turísticos de la capital. Esto tenía una doble función: además de desempeñar su trabajo, también servía para dar una imagen de modernidad de cara a todos aquellos turistas que nos visitaban desde el extranjero.
Estas agentes se colocaban en estos lugares fuertemente transitados y de ellas dependía que le tráfico de la capital funcionara. Lo que parecía una tarea sencilla, hay que pensar que tuvieron que enfrentarse a momentos complicados como la construcción de las Torres Colón. Imaginad lo que tenía que ser controlar el paso de camiones cargados por toda la Castellana.
Ver a una mujer policía llamaba mucho la atención a todos los madrileños. Algunos, para mal. “Muchas personas nos gritaban desde los coches que nos volviéramos a casa a cuidar de nuestros maridos o nos mandaban a fregar”, comenta una de estas agentes pioneras.
LAS FUERTES EXIGENCIAS PARA SER POLICÍA
Las mujeres madrileñas que querían convertirse en policía no solo tenían que superar las mismas pruebas que los hombres, también tenían que responder a una serie de exigencias absurdas condicionadas por pertenecer al sexo femenino y a la imagen que se tenía de él en aquel momento.
Para ser agente de policía, tenías que tener entre 18 y 30 años. En aquel momento, la mayoría de edad se encontraba en los 21. Por este motivo, muchas de ellas tenían que ser acompañadas por sus padres cuando tenían que acudir a los juicios.
Además de ello, no se podían casar. En el caso de contraer matrimonio, estas agentes eran expulsadas inmediatamente del cuerpo de policías. Tu tarea entonces se encontraba en casa cuidando a tu marido y no en la calle trabajando.
EL HOMENAJE DE MADRID A SUS PRIMERAS AGENTES
Hasta los años 80, existían promociones separadas por sexo. Fue en esta década cuando a la Policía Local de Madrid llegaron las brigadas mixtas. Además de ello, desaparece entonces por fin aquel odioso uniforme que marcaba su rol y dificultaba su trabajo. Aquí también empezaron a llevar armas.
Su lucha por conseguir su plaza de agente hizo que progresivamente se consiguieran otro tipo de derechos como la integración de la mujer al resto de los Cuerpos de Seguridad del Estado, así como al Ejército de España.
De todo esto, no hace tanto. Tan solo 50 años han pasado desde que aquellas mujeres valientes dieron el primer paso de todo lo que hasta hoy hemos recorrido. Por este motivo, el Ayuntamiento de Madrid ha decidido dedicar todo este año a homenajear su indispensable trabajo.
La exposición ’50 años de la mujer en la Policía Municipal’ llega hoy al centro cultural Carril de Conde de Hortaleza. Esta muestra, que partió del Teatro Fernán Gómez, repasa con medio centenar de fotografías la evolución de la mujer en el Cuerpo en estas cinco décadas hasta lograr su total integración.
Reconocer su labor y su trabajo como pioneras en la Policía Municipal madrileña es indispensable para poder seguir abriendo camino a todas esas mujeres que quieren seguir rompiendo moldes y demostrado que la igualdad plena es posible.
