Madrid se han convertido con los años en un gran cementerio de salas de proyecciones. Sin embargo, en medio del túnel, hay algunos resquicios de luz que siguen luchando por sobrevivir. Hoy hablamos del Cine Paz.
En plena calle Fuencarral, el cuarto cine más antiguo de Madrid reabre sus puertas tras un duro parón por la pandemia. Repasamos aquí sus 78 de historia, celebrando así la vuelta a la vida de sus ya míticas 999 butacas.
EL CINE QUE NACÍA TRAS UNA GUERRA
El 11 de noviembre de 1943 nacía en Madrid un nuevo cine. España estaba inmersa en una de las etapas más negras de la historia de nuestro país. La posguerra azotaba con fuerza y el hambre y la miseria eran el día a día de los madrileños.
Sin embargo, alguien quiso apostar por la cultura. En los duros años de Guerra Civil, esta fue la única medicina que hacía olvidar a todos por unas horas el dolor de la contienda. El Cine Paz abría sus puertas y fue recibido de la mejor manera posible.
Cuatro pesetas valía la entrada a esa primera proyección que, por supuesto, tenía que pasar bajo las duras garras de la censura. También se tuvo que enfrentar a numerosos cortes de luz, pues la energía, como tantos otros bienes de primera necesidad, estaba racionada.
El cine Paz, que aún sobrevive en el número 125 de la calle Fuencarral, por entonces tenía muchos más vecinos con los que competir. En esta madrileña vía, por aquel entonces, había hasta 8 salas de proyecciones de las cuales solo sobreviven dos.
LOS SECRETOS DEL CINE PAZ
El Cine Paz de la calle Fuencarral nace con este nombre casi como una alegoría después tres duros años de guerra y balas. En su interior, una gran sala que albergaba un total de 999 butacas. Ni más, ni menos.
Este lugar sigue manteniendo su preciada esencia gracias a que su titularidad reside en las manos de una familia que lucha por mantener el espíritu que las grandes cadenas cinematográficas se han llevado.
Si hablamos de curiosidades, la película que más tiempo estuvo en cartelera en el Cine Paz fue la de ‘Doctor Zhivago’. En total estuvo 481 días. Hoy en día es inimaginable que una cinta perviva tanto tiempo con el público.
Otro acontecimiento que sorprendió a todos ocurrió en el estreno de Regreso al Futuro III en el año 1990. Entre sus 999 butacas, se encontraban dos invitados muy especiales. Los entonces reyes, Juan Carlos I y Sofía, aparecieron por allí dispuestos a disfrutar de las aventuras Marty Mcfly y el Delorean.
ADAPTARSE O MORIR
Si el Cine Paz es el cuarto cine más antiguo de la capital es por algo. La familia que lo gestiona ha confesado en numerosas ocasiones que han sido muchas las veces que han recibido ofertas de diversa índole para que vendan el edificio. Siempre se han negado.
Esta sala tiene la virtud de que ha sabido adaptarse a los tiempos que corren. De hecho, se podría decir que esta es uno de los signos de identidad de los Paz. Cuando en el resto de los cines madrileños aún vivían en blanco y negro, aquí había uno de los sistemas de color con más calidad de España.
Otro de las grandes transformaciones que ha sufrido a lo largo de su historia fue convertir su gran sala en cinco multisalas donde ofrecer más alternativas. También lo fue el día que modernizaron sus equipos porque las distribuidoras ya no mandaban las películas en cintas de 35mm.
Sin embargo, quizás una de las grandes adaptaciones que convirtieron al Cine Paz en un espacio único en la capital fue su giro en la temática de la programación. Desde 1997, aquí se proyectan películas independientes. También es el único lugar de Madrid donde puedes disfrutar de las actuaciones de la Royal Opera House de Londres en riguroso directo.
MADRID, UN CEMENTERIO DE CINES
Casi 80 años avalan el valor que tiene el Cine Paz para Madrid. Aquí puedes encontrar al dueño del cine picando las entradas como uno más. También mantiene la figura del acomodador, que no solo te lleva hasta al asiento, sino que actúa como un gran prescriptor para todos aquellos indecisos que llegan al cine sin saber qué ver.
Madrid es hoy un cementerio de cines. En los años 70, la capital contaba con un total de 160 salas de proyección. Hoy apenas 23 sobreviven a malas penas. La mayoría de ellos han sido convertidos en tiendas de ropa, supermercados, gimnasios… Incluso existen 30 de ellos que se encuentran totalmente abandonados.
en los años 70, madrid tenía 160 cines
Entre los cines más antiguos de Madrid se encuentra la sede de la Filmoteca Española, el Doré, que lleva en la capital desde 1912. También lo es el Cine Ideal, el cual absorbido por una gran empresa cumple este año 105 años.
El cine Callao, el Capitol, el Proyecciones… también pueden presumir de tener el título de ser una de las salas más antiguas de Madrid. El Cine Paz sobrevive siendo el cuarto dentro de esta categoría.
EL CINE PAZ VUELVE A ABRIR SUS PUERTAS
Por primera vez, el 3 de octubre del pasado año el Cine Paz tuvo que echar el cierre debido a la situación que generaba la pandemia. Las restricciones de aforo y el miedo al contagio de la gente hirieron a estas salas y se vieron obligados a cerrar.
La vuelta paulatina a la normalidad ha hecho que Madrid vuelva a sonreír porque estos cines tan queridos han vuelto a abrir su puerta este fin de semana. El objetivo, según sus propios dueños es “seguir siendo fiel a su cartelera independiente”.
Sin embargo, esta nueva etapa, el Cine Paz se integrará en el grupo francés mk2. Este acuerdo nace de la necesidad de seguir dándole continuidad a estas salas de proyecciones en una época tan convulsa que estamos atravesando.
Para revitalizar la vuelta a las salas, habrá precios y promociones especiales para el público más joven. También se apostará por la celebración de eventos familiares, con contenido musical, así como por el cine más clásico y de culto.
«Una nueva aventura que materializa nuestro deseo de programar un icónico cine urbano en la capital, transmitiendo las señas de identidad, la línea editorial y la misión de nuestra matriz francesa», ha expresado el director de este grupo.
Que el Cine Paz vuelva a abrir sus puertas es una gran noticia para los madrileños. Preservar esta cultura que tan felices hizo a nuestros abuelos es una tarea primordial para que la esencia de la capital no se acabe perdiendo entre supermercados, gimnasios y grandes cadenas de ropa.