Los rincones de Madrid esconden secretos que nos pueden trasladar a otras épocas pasadas. Así ocurre con sus palacios, edificios emblemáticos en la historia de la ciudad que en muchas ocasiones pasan desapercibidos, ya que tiene nuevos usos. Sin embargo, sus interiores conservan aún restos de aquella época dorada.
PALACIO BAUER
En primer lugar, encontramos el Palacio Bauer situado en la antigua calle de San Bernardo. En la actualidad es una Escuela Superior de Canto, pero en el siglo XVII perteneció a los Jesuitas, los cuales hicieron del palacio su propia sede. A principios del siglo XIX parte de la vivienda pertenecía a la Marquesa de Valparaiso, Ana Agapita, y la otra parte de la casa a Godoy.
Al morir la marquesa, el palacio pasó a manos de sus herederos, destacando Ignacio Salomón Bauer Landahuer. El patriarca de la familia era una persona poderosa y con aspiraciones que hizo del palacio todo un museo digno de ser visitado. No fue hasta un siglo más tarde cuando el Estado adquirió el edificio y lo transformó en una Escuela de Arte Dramático y Danza.
El edificio número 44 de la calle San Bernardo tiene cuatro plantas (sótano, planta baja, principal y ático) y presenta dos imponentes fachadas que encierran un interior lleno de lujo y glamour, siendo declarado en el año 1972 Monumento Histórico Artístico.
PALACIO DE SANTOÑA
En el Barrio de las Letras de Madrid se encuentra otro impresionante palacio fruto de la fusión de varios estilos decorativos. Se trata de el Palacio de Santoña, una obra arquitectónica que ha pertenecido a varios nobles desde su construcción. Antes de comenzar las obras había en esta parcela durante el siglo XV una casa señorial.
Su primer residente conocido fue Muley Xeque, el llamado Príncipe Negro procedente de Marruecos. Su historia es muy curiosa, pues el joven príncipe fue destronado por su familia y se convirtió al cristianismo, siendo bautizado como Felipe de África teniendo de padrino al mismísimo Felipe II.
Años más tarde, el palacio pasó a llamarse popularmente como Palacio Goyeneche, puesto que su nuevo propietario fue Juan Francisco de Goyeneche. Éste, encargó a Pedro de Ribera que reformase el edifico y le diese un nuevo aspecto añadiendo una magnífica portada barroca de granito que se conserva en la actualidad. A finales del siglo XVIII hubo otra reforma más, que afectó al interior y en la que se eliminó la torre angular.
Pero sin duda alguna, los propietarios que más marcaron la historia de este palacio fueron los duques de Santoña. Juan Manuel de Manzanedo y González, un banquero que había hecho su fortuna en Cuba adquirió la propiedad en el año 1874 como regalo a su mujer María del Carmen Hernández Espinosa de los Monteros.
Los duques llevaron a cabo la gran reforma que se puede observar a día de hoy dando lugar a un palacio decimonónico. La escenográfica escalera imperial de mármol y los suntuosos salones mostraban el gusto que tenían los dueños por el lujo, llegando a mezclar diferentes estilos decorativos en sus estancias.
Por desgracia, el Palacio de Santoña pertenece en la actualidad a la Cámara de Comercio, Industria y Servicios de Madrid, por lo que no se puede acceder a sus hermosas salas. Únicamente se utiliza para celebrar eventos privados.
PALACIO DEL MARQUÉS DE SALAMANCA
Actual fundación de BBVA, el Palacio del Marqués de Salamanca es otro de esos palacios madrileños que no se pueden perder de vista. El palacio ocupa el lugar de un antiguo convento de Agustinos Recoletos. Debido a la desamortización de Mendizábal, los monjes tuvieron que abandonar el edificio y el convento fue derribado.
Narciso Pascual y Colomer fue el encargado de diseñar este palacio con las indicaciones de que fuera el más moderno y ostentoso de Madrid. Se trata de un edificio que está cubierto por todas sus partes y que se encuentra rodeado de jardines, por lo que no tiene a ningún otro edificio alrededor que pueda hacerle sombra.
Tiene dos plantas y un sótano que se unen mediante un patio central. Actualmente, también encontramos dos pabellones conectados con el pabellón principal. Su escalera principal es probablemente de los elementos que más llamen la atención del palacio.
José de Salamanca y Mayol fue el dueño del palacio y el cual le dio el nombre con el que lo conocemos hoy en día. Fue en el Palacio del Marqués de Salamanca donde falleció el noble, que en vida se arruinó y se enriqueció varias veces. Un desapercibido edificio en el Paseo de Recoletos cuyo interior guarda una gran historia.
