Junto a la Puerta de Alcalá o la fuente de Cibeles, los leones del Congreso de los Diputados se han convertido en todo un emblema de la capital. Estas dos esculturas de los felinos custodian la escalinata de entrada al edificio desde hace dos siglos, sucediendo a sus predecesores que descansan en Valencia.
A pesar de que se tratan de unos animales jóvenes, los leones del Congreso han vivido en primera persona la historia de Madrid desde su posición privilegiada: la cuesta de la Carrera de San Jerónimo. El actual Congreso se sitúa sobre el terreno que ocupó el antiguo convento de El Espíritu Santo, el cual fue demolido por el fuego de un incendio.
Isabel II fue la reina encargada de ordenar construir el Palacio de las Cortes, encargándoselo al arquitecto Pascual y Colomer. Sin embargo, no fue éste el artista protagonista de los leones del Congreso sino Ponciano Ponzano. Las primeras estatuas realizadas por el escultor duraron apenas unos meses, ya que el material empleado para su realización fue el yeso, que acabó deteriorándose por la climatología de la capital.
A imagen y semejanza de los leones de Médici, el artista José Bellver puso en práctica sus conocimientos artísticos y creó dos esculturas que en un primer momento presidirían el edificio de la ciudad. El escultor erigió ambos leones de un tamaño demasiado pequeño para las dimensiones del edificio, por lo que el Marqués de San Juan decidió quedárselo y colocarlos en el Jardín de Monforte.
Los actuales Daoíz y Velarde, así es como el pueblo madrileño apodó a los leones del Congreso, fueron colocados en la ubicación en la que podemos encontrarlos hoy en día en el año 1872. Ponzano fue de nuevo el escultor elegido para crear estas figuras, aunque según cuenta la leyenda el artista realizó el encargo a “regañadientes” y acabó falleciendo al poco de llevarlas a cabo.
LA LEYENDA DE HIPÓMENES Y ATALANTA
Si observamos estas estatuas podremos encontrar un gran parecido con los leones de la fuente de Cibeles. Éstos últimos representan la leyenda de Hipómenes y Atalanta, un joven matrimonio que fue castigado por Zeus convirtiéndolos en leones que deberían tirar del carro de Cibeles por toda la eternidad sin poder mirarse entre ellos.
Los leones del Congreso también miran cada uno hacia un lado de la Carrera de San Jerónimo por lo que se cree que representan de igual modo a esta pareja de la mitología. Las nuevas figuras fueron realizadas con el bronce de los cañones de la Guerra de África, concretamente de la batalla de Wad-Ras.
Otra de las similitudes entre ambos leones es el hecho de que uno de ellos no tiene testículos, lo que puede conllevar que uno de los leones representados sea la joven Atalanta. Por otra parte se encuentra la teoría de que el escultor Ponzano se quedó escaso de material y no puedo realizar esa parte de la escultura.
Aunque a simple vista ambos felinos parecen ser exactamente iguales no es del todo así, ya que uno de ellos pesa 2.668 kilogramos mientras que el otro pesa 2.219 kilogramos. En la actualidad los leones son un símbolo de la política española y aparecen en el logo del Congreso de los Diputados, guardando el edificio y vigilando la céntrica calle madrileña desde el siglo XIX.