Generando una gran polémica, la Torre de Valencia forma parte de los edificios más destacados de la capital. En el momento de su construcción fue el conjunto de residencias más alto de todo Madrid, sirviendo de punto de referencia hacia el norte a todos los madrileños que pasean por El Retiro.
Javier Carbajal fue el arquitecto encargado de levantar la torre que alcanza una altura de 94 metros, algo que en su momento no había sido visto en la ciudad. Durante su construcción surgieron una serie de inconvenientes que paralizaron las obras y éstos, unidos a las quejas de los madrileños que consideraban que la torre rompía con la estética de su alrededor e impedía tener unas vistas completas de la Puerta de Alcalá, hicieron que la construcción se llevase a cabo con discrepancias.
Con un total de 27 plantas, la Torre de Valencia es ahora mismo el decimoquinto edificio más alto de Madrid. El motivo por el que la construcción se edificó con tanta altura se encuentra relacionado con que el Ayuntamiento necesitaba dinero para desalojar el cuartel de bomberos que ocupaba la parcela. Para poder conseguir esta financiación levantaron el edificio con una altura superior a la habitual.
Respecto al nombre que adquirió y con la que se le conoce popularmente, se debe simplemente a que los promotores eran de Valencia y quisieron homenajear a su tierra natal. Su presencia en el corazón de la ciudad resultó incómoda por romper una de las postales más bonitas de Madrid en la Calle Menéndez Pelayo.
El edificio está compuesto por cuatro torres independientes y una vivienda por planta. Además, cuenta con un patio con dos fuentes y un olivo de más de cien años. Para algunos, la Torre de Valencia tiene lo más bonito y lo más horrible de Madrid, por lo que dio que hablar durante la segunda mitad del siglo XX.
EL ALMIRANTE CARRERO BLANCO
El almirante Carrero Blanco, el consejo de mayor confianza de Franco puso fin a la controversia años después, según afirmó el propio autor de la construcción: “una gestión personal ante el almirante Carrero Blanco puso fin al debate y el edificio se terminó tal como hoy lo vemos”.
En temas de ventas, la Torre de Valencia fue todo un éxito puesto que se vendieron en muy poco tiempo todas las casas del edificio, los cuales tenían vistas al Retiro. Pero las críticas perduraron en el tiempo manchando la imagen del imponente rascacielos. A pesar de ellas, Carvajal ganó el Premio de Arquitectura al mejor pabellón internacional en la Feria Mundial de Nueva York de 1964, y un año más tarde se convirtió en el primer catedrático de la Escuela de Madrid, por lo que su fama no se vio deteriorada.