El Palacio de Cañete, también conocido como Palacio del marqués de Camarasa, destaca por ser uno de los edificios históricos más antiguos de Madrid. Ubicado en las calles Mayor y Sacramento, este palacete esconde una historia que pocos madrileños y turistas conocen, a pesar de que pasan delante de su fachada miles de personas cada día de camino a la Puerta del Sol o a la Plaza Mayor.
Aunque en sus orígenes fue un residencia de la alta nobleza, como la mayoría de edificios madrileños acabó en manos del Ayuntamiento de Madrid, formando parte del patrimonio histórico de la región. Actualmente el edificio sirve de sede del Centro Sefarad-Israel, una institución pública que vela por integrar la cultura sefardí como parte de la cultura española.
Sin embargo, los comienzos de este emblemático edificio madrileño distan en gran medida de la función que tiene a día de hoy. El Palacio de Cañete desde siempre ha estado ligado a leyendas que narran la presencia de seres paranormales en las inmediaciones del histórico inmueble. Al parecer, las primeras apariciones comenzaron en 1654 tras el asesinato del marqués propietario del palacio.
El dueño del edificio apareció asesinado tras haberse reunido con un clérigo que fue condenado a muerte por el presunto homicidio. Desde ese momento, la “sombra negra” se cernió sobre el Palacio de Cañete, comenzando a circular los rumores sobre el encantamiento de la mansión.
Al principio, el pueblo de Madrid parecía haber vuelto a la normalidad tras haber descubierto al asesino del marqués y haber colgado su mano en la fachada del palacio, como forma de escarmiento para el resto de la ciudadanía. Pero la realidad fue bien distinta, ya que el palacio madrileño siguió dando de que hablar.
Velas que se encendían y apagaban solas, puertas que se cerraban sin ninguna presencia cerca suya y susurros y gritos que no dejaban de sonar entre las paredes de la casa del marqués. Había quien decía que se trataba del fantasma del religioso, que vagaba por el palacio pidiendo que se descubriese al verdadero asesino. Por otro lado, había quien creía que la presencia que perturbaba aquella zona de Madrid, era ni más ni menos, que el propio marqués de Cañete en busca del que realmente llevó a cabo el homicidio.
EL PEQUEÑO JARDÍN DEL PALACIO
Los años siguieron pasando y finalmente se descubrió al verdadero autor del crimen, uno de los antiguos criados del marqués que confesó en su lecho de muerte. Justo en ese momento, la mano del clérigo que colgaba en la fachada del palacio se desvaneció al suelo y se cerró el asunto del crimen de Cañete, aunque dicen que las presencias paranormales siguen presentes en el Palacio de Cañete.
La sencillez de la fachada del edificio y su modelo de construcción, muy similar a otros edificios de su época, no hace pensar que el palacio madrileño sea uno de los inmuebles de la capital que más secretos esconda tras sus muros. En su parte de atrás alberga un jardín tranquilo y apacible que puede observarse desde la calle Sacramento, ya que se derribó el muro de ladrillo que lo protegía y se sustituyó por una verja que permite verlo.
A pesar de que tuvo distintos propietarios a lo largo de sus cientos de años de historia, el Palacio de Cañete fue rehabilitado en el año 2010 y cedido durante 30 años al Centro de la Sefarad-Israel. Además, en el edificio existe la sede de la Casa de Asia y también la Fundación Japón, así como las Oficinas de la Agencia Tributaria Municipal y a la sede del Club Madrid.