El poeta รngel Gonzรกlez dio por tรญtulo a uno de sus mรกs bellos libros โSin esperanza, con convencimientoโ. En el libro se entremezcla el convencimiento de un futuro mejor, desde un presente sin esperanza. El presente desde el que estรกn escritos aquellos versos fue el de la posguerra espaรฑola, una รฉpoca muy difรญcil, marcada duramente por el dolor, la muerte y la pobreza.
รngel Gonzรกlez habรญa perdido la esperanza, pero tenรญa el convencimiento de que todo irรญa a mejor, de que ya solo podรญa ir a mejor. Salvando las distancias, creo que hoy Espaรฑa estรก tambiรฉn marcada por el dolor y la muerte, y que hay una sombra negra de pobreza que amenaza a millones de personas.
Pero hay motivos para la esperanza. China parece estar superando la crisis, varios equipos en todo el mundo trabajan para encontrar una vacuna, y la presiรณn pรบblica estรก haciendo que, incluso los gobiernos que se habรญan mostrado mรกs reacios, adopten medidas para poner a salvo la salud de sus ciudadanos.
Mรกs aรบn, nuestra estructura social ha demostrado que funciona, y desde los profesionales sanitarios que arriesgan sus vidas para salvar las de los demรกs hasta los pequeรฑos autรณnomos, han sabido hacer un esfuerzo tremendo para mantener en funcionamiento los servicios esenciales con los que poder continuar nuestras vidas durante el estado de alarma.
Y todavรญa mรกs, nuestra sociedad ha mostrado su cara mรกs humana y solidaria. Han sido miles, muchas de ellas de gran generosidad, las iniciativas personales o empresariales que han querido poner su granito de arena para ayudarnos a todos, ya sea haciรฉndonos sentir acompaรฑados, cosiendo mascarillas o imprimiendo en 3D respiradores clรญnicos.
Es por todo ello que hay esperanza. Una esperanza visible y palpable. Visible, por ejemplo, en una gran mayorรญa de balcones cuando dan las ocho. En las ventanas en las que se ha colgado un arcoรญris que dice โtodo irรก bienโ. Palpable, en el pan que nos llevamos a la boca, en el interruptor que cuando se toca enciende una luz, o en las pantallas que aรบn nos permiten, de alguna manera, estar cerca de aquellos a quienes amamos.
Respecto al convencimiento, todos sabemos que esto pasarรก y volveremos a salir a las calles, y besaremos y abrazaremos a aquellos que tanto estamos echando de menos. Pero necesitamos estar convencidos de algo mรกs. Necesitamos tener la certeza de que no se abandonarรก a nadie por el camino.
En este sentido, a nuestra esperanza se ha de unir la acciรณn firme y decidida del gobierno estatal y de los autonรณmicos. En primer lugar, dotando al sistema de salud pรบblica de todos los recursos que sean necesarios para poner fin a esta urgencia sanitaria, pues de ello depende todo lo demรกs.
Conseguir que nuestro sistema sanitario aguante la presiรณn de esta pandemia significa salvar vidas, pero, tambiรฉn, aportar confianza y certidumbre. Los ciudadanos deben tener la seguridad de que, si algo falla y caen enfermos, recibirรกn la asistencia mรฉdica necesaria.
En segundo lugar, es imprescindible garantizar una renta mรญnima vital que garantice a todos los ciudadanos disponer de los ingresos suficientes para superar esta crisis. Porque, si algo aprendimos de la crisis financiera de 2008, es que debemos vigilar de cerca a nuestros gobiernos para que en medio del naufragio no repartan los salvavidas a los que ya van en barca, dejando al resto de la tripulaciรณn a merced de las olas.
Nuestro convencimiento es claro. Es el momento de rescatar a los ciudadanos. Trabajadores, autรณnomos, desempleados y jubilados deben ser la prioridad econรณmica de este gobierno. Se debe gestionar por ellos y para ellos, y con urgencia.
Francisco A. Ferrera
Presidente de Red Autรณnomos