La capital madrileña alberga la cúpula más grande de todo el país. Un hecho que muchos turistas y madrileños desconocen, pero que hace que Madrid tenga un aspecto único respecto al resto de ciudades españolas. Dicha cúpula se encuentra en la Real Basílica de San Francisco El Grande, una de las desconocidas joyas de Madrid.
Esta basílica, situada en el Madrid más castizo, alberga no solo la cúpula más grande de la capital, sino también la cuarta cúpula más grande de la Cristiandad. Y es que, dicha bóveda de curvatura uniforme llama la atención de todos los amantes del arte y los visitantes que recorren los lugares más curiosos y especiales de la capital.
Detrás de la de la basílica de San Pedro y el panteón de Agripa, ambos en Roma, y Santa María del Fiore, en Florencia, se encuentra en cuarta posición esta espectacular cúpula. Para poder verla en primer persona se debe acudir a la Basílica de San Francisco El Grande, un templo religioso cuya historia no deja indiferente a nadie.
Para hablar del origen del mencionado lugar cristiano, se debe conocer la historia de San Francisco de Asís.
LA CÚPULA BAJO LA QUE ”DESCANSÓ” UN SANTO
Este santo nació en Italia bajo el nombre de Giovanni y con el tiempo se acabó convirtiendo en uno de los maestros más destacados de su época, dando lugar a una renovación de la iglesia católica.
Según cuenta la tradición, en una de sus peregrinaciones a Santiago de Compostela, sobre el año 1214, pasó por Madrid. Y fue en el lugar donde ahora se levanta la citada basílica en donde plantó una pequeña tienda en la que descansar. Por este motivo, el majestuoso templo religioso que se puede visitar en la actualidad fue levantado en honor al santo.
Sin embargo, antes de que se mandase construir la Basílica de San Francisco El Grande, el emplazamiento estaba ocupado por una ermita y un convento. Tras su destrucción, el famoso arquitecto de Palermo, Francisco Sabatini, tomó la iniciativa y levantó el templo religioso.
Con el paso del tiempo la basílica dejó de pertenecer a la Iglesia y se unió a las propiedades del Estado, debido a las conocidas como Desamortizaciones de Mendizábal en el año 1836. Este hecho dio lugar a que el templo se usase para fines completamente fuera del cristianismo, como en un Cuartel de Infantería del Ejercito Español.
No fue hasta el año 1926 cuando, de la mano de Alfonso XIII, el templo fue devuelto a los franciscanos. Así pues, en 1962 el Papa Juan XXIII le otorgó el título de Basílica menor. Un nombramiento que ha hecho que el templo madrileño destaque en todo el mundo. Y es que, su interior no tiene nada que envidiar a otras grandes basílicas.
UN INTERIOR LLENO DE GRANDES OBRAS
Con una altura de 57 metros y un diámetro de 33 metros su cúpula es la más grande de toda España. Un aspecto que hace de este lugar uno de los más especiales del país. No obstante, su grandiosa cúpula en el centro del templo no es lo único que resalta en la basílica.
En su interior se encuentra una gran colección de cuadros de artistas españoles de los siglos XVIII y XIX, como Goya, Zurbarán, Casto Plasencia, Francisco Jover, Martínez Cubells, José del Castillo, Moreno Carbonero, Eugenio Oliva, Menéndez Pidal, González Velázquez, Gregorio Ferro, Gaspar Crayer, Vicente Carducci, Antonio Carnicero, Alonso Cano o Lucas Jordán, así como destacadas esculturas realizadas en mármol blanco.
Entre las obras de todos los mencionados artistas que se albergan bajo la gran cúpula del templo, resalta la pintura ‘San Bernardino de Siena predicando ante Alfonso V de Aragón’, pintado por Francisco de Goya cuando tenía 36 años.