El portavoz de Vox en el Ayuntamiento de Madrid, Javier Ortega Smith, ha arremetido contra Pablo Iglesias y todos los políticos que lo han defendido para buscar su reprobación. De esta forma, Smith busca el perdón del líder de su partido después de que lo hubiese desvinculado de los mandos de la secretaría general.
Javier Ortega Smith no se rinde fácilmente ni aún siendo señalado por Macarena Olona. Tras ser expulsado de su cargo de secretario general de Vox, Ortega Smith busca abrir la puerta de nuevo en su partido. Quiere volver a encontrarse con Santiago Abascal, el mismo que propuso a la Ejecutiva del partido el cambio de cargo orgánico de Smith.
Para ello, ha utilizado el Pleno de Cibeles dedicado a decidir la reprobación de Pablo Iglesias por las declaraciones en su programa de radio el pasado 28 de septiembre. “Con cinco tías como (la dirigente de Podemos) Isa Serra a caballo veríamos correr a toda la Policía Municipal de Madrid. No les serviría además de nada. Isa me traería las cabelleras de todos ellos y (Pablo) Echenique y yo las quemaríamos en una hoguera con Arnaldo Otegi en Arralde”, ironizaba Iglesias.
Smith ha aprovechado la sesión para arremeter contra, según él, los “podemitas” que atentan a la dignidad de la Policía Municipal e insultan a todos los madrileños”. Para Smith, el exlíder de Podemos, Pablo Iglesias, debe ser reprobado por “indecente, comunista, proetarra y miserable”.
Además, el portavoz de Vox ha lanzado una última bala a Sánchez indicando en el Pleno municipal “Queremos repudiar, condenar a ese indecente ex vicepresidente de Pedro Sánchez, el de la Agenda 2030, el de la coleta de Galapagar, el “podemita””.
LA ESTRATEGIA DE SMITH: EL MAL VOCABULARIO
El portavoz de Vox ha continuado en su labor de conseguir acercarse de nuevo al líder de su partido. Por ello, ha respondido al concejal del Grupo Mixto Luis Cueto en su intervención. Este último ha asegurado que es un “chollo para Iglesias” porque se pasa de “una tontería, de una broma a darle bola, que es lo que estaba deseando”. Para el concejal, “nos hacen perder el tiempo con una idiotez”.
Smith no podía dejar escapar su oportunidad de remarcar su derechismo extremo en sus declaraciones. Según el portavoz de Vox, a Pablo Iglesias “le importó un bledo cuando fue reprobado por unas declaraciones machistas”. “Pero ahora quiere que reprobemos a no se quién”, ha afirmado Smith.
En su línea y tras interpretar mal al concejal del Grupo Mixto, Smith ha tachado a Luis Cueto de “payaso, comunista e inútil”. No sin antes gritar a pleno pulmón “Viva la policía municipal”. De hecho, Cueto tuvo que echar mano del artículo 78 del reglamento para dar réplica al candidato de Vox a la alcaldía. Estas actitudes del portavoz de Vox se resumen en faltas de respeto continuadas a los partidos de la oposición con el único pretexto de volver a ser querido por Santiago Abascal.
ORTEGA SMITH PERDIDO EN LA CRISIS DE VOX
La decisión de Santiago Abascal de desplazar a quien era uno de sus hombres de confianza se ha debido, en realidad, a la necesidad de calmar el malestar interno que en distintos territorios había crecido en torno a su figura. El cambio de la secretaría general del partido a candidato a la alcaldía de Madrid no se compadece con la realidad.
En primer lugar, porque el propio Ortega Smith ya ha representado a la formación en dos ocasiones en las municipales de la capital. De hecho, con escaso éxito, quizá por ello se han filtrado otros posibles aspirantes. Pero, sobre todo, porque el movimiento del partido era responder a otro objetivo: eliminar el poder orgánico que Ortega Smith llevaba ejerciendo en los últimos siete años desde la cúpula del tercer mayor partido en el Congreso.
Quien asciende en este conflicto es Ignacio Garriga, líder de Vox en Cataluña, pieza clave para el partido. Su designación como nuevo secretario general supone el refuerzo de una de las partes más católicas de la formación. El perfil de Garriga revela su vuelta a la ortodoxia, frente a los errores de Ortega Smith y al personalismo de Olona. Ahora, el portavoz de Vox en el Ayuntamiento gasta su última bala en acercarse de nuevo al líder de su partido y ganarse su confianza.