En un momento en el que los entierros y los funerales, como actos religiosos de suma importancia para la cultura occidental, son cada vez menos demandados por la sociedad, cobra especial relevancia el creciente interés que despierta todo lo que rodea a la muerte, especialmente si se ambienta en tiempos pasados.
Resulta paradójico que, cuando las funerarias han tenido que aprender a adaptarse y ofrecer servicios alternativos, como las ceremonias personalizadas sin contenido religioso, resuene con más fuerza que nunca el turismo funerario: un turismo orientado a descubrir los detalles más bellos y ocultos no solo de los cementerios más bonitos del planeta, sino de todos aquellos espacios que se vinculan con la muerte.
Con el objetivo de descubrir qué esconde ese turismo funerario, los responsables de Interfunerarias explican con detalle qué hay detrás de ese interés por descubrir sus icónicos escenarios.
Una atracción inherente al ser humano
“Se trata de revisitar nuestra historia, de reconocernos a nosotros mismos”. Así es como, desde el punto de vista de quienes trabajan en Interfunerarias, hay que entender este sorprendente interés por visitar estos lugares.
Hoy en día, los cementerios no son tan transitados como antes. Incluso en el Día de todos los Santos, son muchas menos las personas que se acercan para recordar desde allí a sus seres queridos. Por no hablar de la clara preferencia que tienen hoy muchas familias por alternativas como las incineraciones. En este contexto, los camposantos se han convertido en sitios prácticamente desconocidos, sobre todo para los más jóvenes.
Asimismo, desde siempre se ha rodeado de arte a estos lugares sagrados. Los grupos escultóricos que los suelen presidir, así como la habitualmente frondosa vegetación que los pobla, son otros de sus grandes atractivos.
Iniciativas para fomentar el turismo funerario
No es solo cosa de la sociedad este interés funerario. Numerosas instituciones locales, nacionales y también europeas se afanan hoy en promocionar esta clase tan peculiar de turismo mediante el diseño de rutas y guías que recorren punto por punto los núcleos funerarios más interesantes de cada región. Hay varios ejemplos al respecto:
El catálogo de cementerios significativos: para el Consejo de Europa, responsable de su edición, este catálogo responde a la necesidad de destacar estos elementos como parte clave del patrimonio cultural que hay en común.
Guías de viaje especializadas: ‘La vuelta al mundo en 80 cementerios’ o ‘199 cemeteries to see before you die’ (199 cementerios que ver antes de morir) son solo dos muestras de hasta qué punto estas guías son auténticos compendios que recogen los nombres de los cementerios más llamativos que existen.
Actividades impulsadas por entidades, asociaciones o ayuntamientos: sirven como ejemplo (aunque hay una infinidad) las visitas guiadas del Museo del Silencio que recorren las instalaciones del Cementerio General de Valencia, que además ha sido elegido este año como el mejor cementerio de España.
En resumen, concluyen desde Interfunerarias que en el mundo hay cientos de miles de lugares fúnebres por descubrir y cada vez son más las personas que se sienten atraídas por su llamada.