Holanda es considerada un modelo a seguir en cuanto a movilidad sostenible, ya que alrededor del 80 % de su población se desplaza en bicicleta.
Sin embargo, este gran indicador tiene el impacto colateral de generar un enorme número de bicicletas abandonadas que los ayuntamientos deben recoger constantemente, a pesar de que podrían seguir siendo útiles por varias generaciones más. Ante esta situación, el proyecto ¡Quiero una bici! trabaja en el arreglo y reacondicionamiento de bicis de segunda mano en Holanda para su transporte y venta en España.
Una segunda vida por la sostenibilidad
Para dar una dimensión de la importancia de aportar soluciones comerciales, en Holanda hay cerca de 17 millones de personas y 23 millones de bicicletas, entre las cuales hay decenas de miles que son abandonadas cada año a pesar de encontrarse en condiciones para su recuperación y, de esa manera, seguir siendo usadas. ¡Quiero una bici! nació para responder a esta dinámica y a la escasez de bicicletas que se vio en España durante la primera ola de la pandemia. En esa línea, el proyecto conecta a personas interesadas en buscar alternativas sostenibles y saludables de transporte con bicicletas de excelente calidad diseñadas para acoplarse a la perfección a las condiciones de la ciudad.
El proyecto, además, busca promover la salud de sus clientes, en la medida en que el ejercicio en bicicleta es una actividad aeróbica de bajo impacto para el cuerpo que ayuda a las personas a mantener un estilo de vida sano, así como a prevenir posibles lesiones en las piernas.
Por otro lado, a pesar de la comercialización de bicicletas “estilo holandés” en España, en el país circulan muy pocas bicis realmente holandesas, con las garantías de calidad que implica tal autenticidad. Dentro de los beneficios que tienen estos vehículos se encuentran su diseño con un manillar vertical, que mejora la comodidad y la estética del ciclista; el freno contra-pedal, que elimina la necesidad de cables; el guardabarros, que evita salpicaduras por charcos y lluvia; el cubrecadenas, que protege la ropa de la grasa que se encuentra en la cadena y que es tan difícil de quitar al lavar; y el portabultos, ideal para cargar libros, compra, materiales de trabajo u otros elementos indispensables.
El proyecto ¡Quiero una bici!
La iniciativa ¡Quiero una bici! cuenta ya con la experiencia de haber realizado entregas en nueve ciudades de España (Madrid, Valladolid, Burgos, Valencia, Palencia, Sevilla, León, Logroño y Vitoria). Trabajan la modalidad de distribución en estas a través de lotes para reducir los costes del transporte y también la cantidad de viajes, asegurando la reducción de las emisiones de dióxido de carbono. Si bien la simple elección de transportarse a través de una bicicleta configura un acto ciudadano consciente y responsable, el proyecto ¡Quiero una bici! lleva la sostenibilidad de esta acción a otro nivel y contribuye a la adopción de una economía circular.