Con novedades como la inclusión de la sal marina y otras sales para alimentación humana y animal, el nuevo Reglamento (UE) 2018/848 sobre producción ecológica y su etiquetado entró en aplicación en 2022.
Aunque la sal es un mineral, constituye un alimento que se consume a diario y que, en las dosis recomendadas por las autoridades sanitarias, es fundamental para un buen funcionamiento del cuerpo humano. Además, cuando se habla de la sal marina, sus técnicas de producción son naturales, protegen el medioambiente y favorecen el desarrollo de zonas rurales. Objetivos todos ellos alineados con los principios de esta nueva norma europea.
Un ejemplo de ello es la compañía Bras del Port, que ofrece su sal marina ecológica certificada Bras del Port Eco. Este producto está certificado como ecológico con la Eurohoja, el distintivo para los productos eco de la Unión Europea, y también bajo el referencial de AENOR, como una sal 100 % de origen marino, procedente del agua del mar y evaporada naturalmente por acción del viento y el sol en un paraje protegido de alto valor ecológico, donde centenares de especies conviven en armonía con la actividad salinera.
Las propiedades de la sal marina ecológica certificada Bras del Port Eco
La naturaleza y la industria, además de coexistir, pueden ir de la mano y beneficiarse mutuamente. O al menos eso es lo que buscan empresas como Bras del Port. Esta destaca en el mercado por producir sal marina ecológica procedente del mediterráneo bajo la enseña Bras del Port Eco.
Esta compañía ofrece su sal marina ecológica fina y gruesa, comercializada en paquetes de 1 kg. Estos productos tienen dos particularidades esenciales: son completamente naturales, están libres de aditivos y su producción es sostenible. Los que deseen utilizarla para la preparación de sus comidas deben saber que pueden adquirirla directamente en la página web de Bras del Port. No obstante, también se puede conseguir en puntos de venta especializados en artículos bio, en herbolarios y en supermercados. Bras del Port, además, cuenta con una gama de sales húmedas y secas que vienen en sacos de 25 kilogramos y a granel, ideales para cubrir la demanda de la industria alimentaria.
La actividad salinera que lleva a cabo esta empresa productora de sal marina desde 1900 ha dado lugar, a lo largo de muchos años, a la creación de un ecosistema de riqueza ecológica que se halla actualmente en todo su esplendor: el Parque Natural de las Salinas de Santa Pola, donde habitan más de 40 especies de peces y aves, así como también plantas, invertebrados y microorganismos, entre otros. Todo un reservorio de biodiversidad.
Cuáles son los beneficios de la sal marina ecológica
Es muy importante que los consumidores sepan que los beneficios de la sal marina no están únicamente relacionados con la salud, ya que no hay grandes diferencias nutricionales frente a otras sales y se consume muy poca cantidad al día. Evidentemente, la ausencia de aditivos y su proceso productivo la hacen más interesante que otras sales a las que sí añaden sustancias químicas. Pero, más allá de esto, su verdadero valor añadido está en que contribuye a la creación de un ecosistema basado en lagunas de agua salada ricas en biodiversidad, y su modelo productivo es eminentemente sostenible, pues usa como materia prima el agua del mar y como fuentes de energía el viento y el sol.
Las sales que se han popularizado a lo largo de los últimos años, como por ejemplo la célebre sal del Himalaya (que realmente procede de minas de sal de Pakistán), requiere el uso de explosivos y tuneladoras que rompen la montaña. En definitiva, consumir sal marina ecológica certificada es un sencillo gesto que ayuda al planeta, aportando esa pizca de sabor a cada plato en el día a día.