La política de precios de una empresa es sin duda determinante para cualquier negocio ¿qué precio poner a un servicio o producto?. A la hora de decidirlo hay valorar elementos como los costes de producción, los de distribución, los precios que tiene la competencia, los impuestos… Pero, además, se debe tener en cuenta diversos elementos psicológicos que pueden afectar y ayudar (o estropear) el precio que se decida poner.
Porque el precio al que se puede vender un producto no es el precio “físico” del mismo, es el precio al que el cliente esté dispuesto a pagar por él. El valor percibido de una marca va a determinar parte del éxito entre los consumidores.
Como Al Ries y Jack Trout cuentan en su libro “Las 22 leyes Inmutables del Marketing”, la realidad es la percepción que tengan los usuarios de su marca “no hay hechos, no hay mejores productos. Lo único que existe en el mundo del marketing son percepciones en las mentes de los clientes actuales y potenciales”.
En este sentido, elementos como el marketing, la publicidad y el diseño corporativo y editorial juegan un papel fundamental. El estudio de diseño gráfico de Madrid A2 colores explica el concepto: el diseño gráfico ayuda a diferenciarse, hace especiales, distintos a los ojos de los clientes y esa diferenciación “da caché” y permite subir los precios. La imagen corporativa de una empresa va a afectar a la imagen que los consumidores se crean en su cabeza sobre sus productos, y elementos como un packaging original y práctico pueden ayudar a un producto a aumentar lo que un cliente está dispuesto a pagar por él.
De aquí la importancia del diseño gráfico en general y el diseño corporativo en particular. Un buen logotipo, unas tarjetas de visita originales, los diseños corporativos impresos con la mejor calidad son una manera de diferenciarse y de aportar valor a la marca. La inversión que se realiza en la imagen de una empresa siempre es una buena inversión.