La Comunidad de Madrid promueve el turismo cinematográfico a través de la ruta ‘Madrid Fantastic’, una iniciativa de Film Madrid, la Oficina de Promoción de Rodajes del Gobierno regional, para descubrir los enclaves madrileños donde se rodaron películas del género fantástico.
Esta propuesta, ha informado el Gobierno regional, tiene un doble objetivo. Por un lado, favorecer el conocimiento de estos escenarios de rodaje, todavía disponibles, para profesionales del cine, y fomentar el turismo cinematográfico en la región, que cada vez cobra más adeptos.
El género fantástico ha contado con rodajes de especial importancia en la Comunidad de Madrid, con estrellas y filmes tanto nacionales, ‘La bestia y la espada mágica’, de Paul Naschy, o ‘Abre los ojos’, de Alejandro Amenábar, como internacionales.
De hecho, grandes estrellas del cine fantástico como Boris Karloff, Vincent Price, Peter Cushing o Cristopher Lee han rodado en la región, al igual que directores como Mario Bava, Terry Gillian o Guillermo del Toro.
También uno de los nombres de efectos especiales más célebre de la historia del cine, Ray Harryhausen, con su trilogía sobre Simbad y sus criaturas fantásticas, sin olvidar grandes películas como Conan, el bárbaro, que marcó toda una época.
“UN INMENSO PLATÓ DE CINE”
La consejera de Cultura y Turismo de la Comunidad de Madrid, Marta Rivera de la Cruz, ha indicado que “Madrid ha sido y es un inmenso plató de cine, capaz de albergar rodajes de infinitos ambientes”.
Muestra de ello es esta nueva ruta que pone de manifiesto la versatilidad de los paisajes y calles para recrear escenarios de cualquier tipo”.
En este sentido, ha remarcado que ‘Film Madrid’ realiza una labor de asesoramiento permanente desde diferentes ángulos tanto geográficos como administrativos con el fin de colaborar con la industria audiovisual y fomentar la región como gran escenario de rodaje.
Madrid Fantastic puede consultarse en el enlace de la web de la Comunidad e incluye un mapa con tres rutas por municipios madrileños, así como un listado de las principales localizaciones de cine fantástico en la capital.
Además ofrece apartados especiales dedicados a Paul Nachy; los rodajes de las estrellas internacionales del género en la región; el rodaje de ‘Conan, el bárbaro’, con Arnold Schwarzenegger; la trilogía de ‘Simbad’, de Ray Harryhausen; películas de superhéroes y de extraterrestres, y el Madrid de ‘La torre de los siete jorobados’ y ‘El día de la bestia’.
EL CINE FANTÁSTICO Y LOS RODAJES EN LA COMUNIDAD DE MADRID
Durante décadas, el cine fantástico, que engloba la fantasía, lo imaginario, la ciencia ficción y el terror, fue obviado por el cine español.
En 1944 se rueda una película que aúna casticismo y fantasía, ‘La torre de los siete jorobados’, de Edgar Neville, pero fue la excepción que confirmaba la regla de los géneros tradicionales del cine español.
Hasta que, tímidamente, primero ‘El cebo‘, de Ladislao Vadja en 1958, después ‘Gritos en la noche’, de Jesús Franco en 1962, o ‘Ella y el miedo’, de León Klimovsky en 1962, se sitúan abiertamente en el terreno fantástico.
En 1968 se estrena ‘La marca del hombre lobo’, de Enrique Eguiluz, con Paul Naschy, el cineasta que más películas de género fantástico rodó en la Comunidad de Madrid.
En este momento España estaba especializada en el rodaje de westerns, un género ya con cierta saturación, con lo que se plantea la necesidad de ofrecer nuevos géneros exportables con la fórmula de coproducción entre países, para conseguir productos baratos y de gran rentabilidad.
Por esta búsqueda de la comercialidad y por la imposición de la censura al tratarse de historias cargadas de violencia y sexo, se ruedan historias de cine fantástico cuyos argumentos se sitúan en otros países y zonas, como Francia, Inglaterra o Transilvania.
A partir de este momento, se desata “una fiebre de rodajes” que se realizan, en su inmensa mayoría, en la actual Comunidad de Madrid, como ‘La noche de Walpurgis’, de León Klimovsky; ‘La residencia’, de Narciso Ibáñez Serrador; ‘Viaje al centro de la tierra’, de Juan Piquer; ‘Pánico en el Transiberiano’, de Eugenio Martín; ‘No profanar el sueño de los muertos’, de Jordi Grau o ‘El retorno del hombre lobo’, de Jacinto Molina.