Durante los últimos tiempos están apareciendo noticias inquietantes sobre los posibles efectos tóxicos de una familia de compuestos químicos denominados PFAS (por sus siglas en inglés, Per and Polyfluorinated Substances).
El diario inglés The Guardian informa que los comités científicos del Reino Unido han propuesto al gobierno la drástica reducción del límite máximo de estos compuestos en las aguas de consumo humano y en el medioambiente en general.
Por otra parte, la organización GreenPeace, en Italia, ha realizado una serie de pruebas sobre muestras tomadas en la Lombardía y ha encontrado que en muchos casos los niveles se encuentran muy por encima de los límites impuestos por la Unión Europea, límites que por lo demás son diez veces más altos que los límites que el comité científico británico acaba de proponer de establecer al gobierno de aquel país.
En este artículo, BCVLex intentará explicar qué son los PFAS, su origen, la historia de su regulación en Europa, la litigación en los Estados Unidos, su uso en espumas para apagar incendios y las consecuencias para la población general, con un enfoque particular en las enfermedades que pueden causar, afectando a grupos vulnerables como los bomberos y aquellos que están en contacto con estas espumas.
Qué son los PFAS y cuál es su origen
Los PFAS son una familia de compuestos químicos que contienen átomos de flúor unidos a carbono. Esta combinación única les otorga propiedades extraordinarias, como la resistencia al agua, la grasa y la corrosión.
Debido a estas características, los PFAS se han utilizado en una variedad de productos, desde sartenes antiadherentes y ropa impermeable hasta espumas para apagar incendios y empaques de alimentos. El origen de los PFAS se remonta a mediados del siglo XX, cuando comenzaron a utilizarse en la industria. A medida que su uso se extendió, también lo hizo su presencia en el medio ambiente y en el organismo.
Historia de su regulación en Europa
La historia de la regulación de los PFAS en Europa es un reflejo de la evolución de la comprensión sobre los riesgos que representan estos compuestos. En las últimas décadas, se han llevado a cabo investigaciones exhaustivas sobre la toxicidad de los PFAS y sus efectos en la salud humana y el medioambiente. A medida que se acumulaba evidencia de su impacto negativo, los esfuerzos regulatorios se intensificaron.
La Unión Europea comenzó a tomar medidas para controlar los PFAS en la década de 2000. Se establecieron restricciones en la producción y uso de ciertos tipos de PFAS, como el perfluorooctano sulfonato (PFOS) y el ácido perfluorooctanoico (PFOA). Estas restricciones se basaron en estudios que demostraron que estos compuestos eran persistentes, bioacumulativos y tóxicos.
A medida que se avanzaba en la investigación, la UE continuó adaptando su enfoque regulatorio. Se implementaron regulaciones más estrictas y se fomentó la transición hacia alternativas más seguras. Sin embargo, el daño ya estaba hecho, y las consecuencias de décadas de exposición a PFAS se estaban volviendo evidentes.
A día de hoy, los PFAS de cadena corta, que supuestamente se consideraron inocuos, pero que ahora se sabe que no lo son, siguen utilizándose en la fabricación de numerosos productos, incluyendo en los sectores de la alimentación y la cosmética.
La litigación en EE. UU.
En los Estados Unidos, la situación de los PFAS ha sido aún más complicada. La exposición a PFAS en este país se ha vinculado a múltiples casos de contaminación del agua potable en comunidades de todo el país. Uno de los casos más emblemáticos es el de la ciudad de Parkersburg, Virginia Occidental, donde una planta de DuPont contaminó el agua con PFOA, causando daños graves a la salud de los residentes.
La litigación en EE. UU. ha sido un mecanismo importante para buscar justicia para las víctimas de la contaminación por PFAS. Se han presentado demandas colectivas contra las empresas responsables de la liberación de estos compuestos en el medioambiente. Aunque algunos acuerdos se han alcanzado, las secuelas de la exposición a PFAS continúan afectando a miles de personas en todo el país.
Espumas para apagar incendios y consecuencias para la población general
Una de las aplicaciones más preocupantes de los PFAS es su uso en espumas para apagar incendios. Estas espumas, conocidas como espumas de extinción de fuego de película acuosa (AFFF, por sus siglas en inglés), contienen PFAS para combatir eficazmente incendios de hidrocarburos y otros materiales peligrosos. Sin embargo, el uso extensivo de AFFF ha llevado a la liberación de PFAS en el medioambiente, contaminando fuentes de agua subterránea y superficiales.
La población general se ha visto expuesta a estos compuestos a través del agua potable, la agricultura y otros mecanismos de dispersión ambiental. Los PFAS son altamente resistentes a la degradación, lo que significa que persisten en el medioambiente y pueden acumularse en los organismos a lo largo del tiempo. Esto ha llevado a la presencia generalizada de PFAS en muestras de sangre y tejidos humanos, lo que plantea preocupaciones significativas sobre la salud pública.
Enfermedades que pueden causar los PFAS, con atención a los bomberos y personas en contacto con las espumas
Los PFAS están asociados con una serie de efectos adversos para la salud. Estudios han demostrado que la exposición a largo plazo a estos compuestos puede aumentar el riesgo de enfermedades como el cáncer, trastornos del sistema inmunológico, enfermedades renales, problemas reproductivos y alteraciones en el desarrollo infantil. Las evidencias también sugieren que los bomberos, en particular, están en un riesgo significativamente mayor debido a su exposición directa a las espumas de AFFF.
Los bomberos son un grupo particularmente vulnerable a los efectos de los PFAS, ya que están expuestos a estas espumas durante sus labores de combate de incendios. La inhalación de vapores y partículas de AFFF, así como el contacto con la piel, aumentan su riesgo de exposición. Esto ha llevado a una creciente preocupación por la salud de los bomberos y la necesidad de implementar medidas de protección y regulaciones más estrictas.
Además de los bomberos, otras profesiones que involucran un contacto regular con espumas de AFFF, como los trabajadores de aeropuertos, también enfrentan riesgos significativos. Es crucial que estas personas sean monitoreadas y reciban la atención médica adecuada para detectar posibles efectos adversos de la exposición a PFAS.
Conclusión
Los PFAS son compuestos químicos que han tenido un impacto perjudicial en la salud de las personas y el medioambiente. A pesar de los avances en la regulación de estos compuestos en Europa, el daño ya está hecho, y miles de personas en todo el mundo han sido afectadas por la exposición a PFAS. La litigación en EE. UU. es un recordatorio de la necesidad de responsabilizar a las empresas que han contribuido a esta crisis.
La exposición a PFAS, especialmente a través del uso de espumas de AFFF en bomberos y otros trabajadores en contacto con estas sustancias, plantea graves preocupaciones sobre la salud. Es esencial que se tomen medidas para reducir la exposición, monitorear la salud de los grupos de alto riesgo y promover la investigación continua sobre los efectos de los PFAS en el cuerpo humano.
En última instancia, este es un llamamiento a favor de las víctimas de la contaminación por PFAS. Se debe actuar con determinación para abordar esta crisis y prevenir futuras exposiciones a estos compuestos peligrosos, protegiendo así la salud de las generaciones futuras.