Más allá de la habilidad física y técnica, la capacidad de pensar de forma estratégica y tomar decisiones rápidas puede marcar la diferencia entre el triunfo o el fracaso en cualquier competición. En el deporte de alto rendimiento, la mentalidad estratégica representa un factor crucial para el éxito de los atletas.
En este diálogo, Cathaysa Melián, experta en coaching y neocodificación para deportistas de alto nivel, reflexiona sobre la importancia de la mentalidad estratégica en el deporte de alto rendimiento, así como la manera en que esta habilidad no solo impacta el desempeño de los atletas, sino también su capacidad para enfrentar desafíos, tomar decisiones cruciales y alcanzar nuevos niveles de éxito en sus carreras deportivas.
¿Cómo se define la mentalidad estratégica en el contexto del deporte de alto rendimiento?
En el deporte es evidente que la mentalidad es vital para generar alto rendimiento en nuestras acciones, pero debemos ir más allá, dado que tenemos siempre un adversario enfrente, instalado en la carrera deportiva. A este adversario en ocasiones le llamamos equipo contrincante, en otras es un adversario individual, en otras es superar la propia marca personal y siempre es el propio deportista. Definir la mentalidad estratégica en el deporte de alto rendimiento se hace necesario y a mis clientes se la hago llegar en un formato descifrable y tangible. La mentalidad estratégica en este contexto es la capacidad que tiene el deportista para abarcar aspectos tácticos, emocionales y personales para mejorar de manera integral los resultados.
La definición se apoya en los tres vértices de la triada de enfoque estratégica para elevar el nivel de consciencia. El primer factor es el entorno competitivo: análisis de rivales, tendencias del deporte, factores externos que puedan afectar al rendimiento, adaptabilidad a los cambios en el juego, observación sobre el terreno de la estrategia de los oponentes y otros elementos inesperados tal como un simple cambio de las condiciones climáticas). El segundo factor es la inteligencia emocional y resiliencia (gestión de la presión y emociones durante la competición para la toma de decisiones estratégicas con claridad, superación de desafíos y derrotas). Finalmente, el tercer factor se centra en el enfoque holístico del desarrollo personal (establecimiento de metas a corto y largo plazo desde el para qué consciente del deportista. Que no solamente se centren en el rendimiento deportivo sino en la integración de conexión mente, cuerpo y optimización del rendimiento general a través del emprendimiento deportivo en otras áreas de interés que tengan trascendencia para ellos).
Desde tu experiencia, ¿cuál es el papel de la mentalidad estratégica en el éxito de los deportistas de élite?
Según mi experiencia, el papel de la mentalidad estratégica es un papel determinante en la consecución de mejores resultados y elevación de la marca deportiva, pero la gran mayoría de los deportistas la desconocen. Aún siendo deportistas que se encuentran en niveles de competición altos, la gran mayoría desconocen estos términos. A diario, su foco se centra en la mentalidad deportiva como esa mentalidad a desarrollar de “¡Vamos, sí se puede!” para generar resistencia, confianza y automotivación, pero la mentalidad estratégica en el deporte es mucho más que eso.
La mentalidad estratégica abarca unos 360 grados del deportista que ellos, propiamente desconocen, porque el esfuerzo está en el desarrollo de la competición física, táctica y en un no decaer en el día a día con respecto a su estado emocional. Todo ello, lo realizan con un bajo porcentaje del desarrollo de la mentalidad deportiva estratégica en 360 y sin utilizar herramientas generadas para fabricar mentalidad estratégica. La mentalidad deportiva estratégica te ayuda a construir y mejorar la táctica, estrategia y foco.
¿Cómo influye la mentalidad estratégica en la toma de decisiones durante una competición?
Influye de manera directamente proporcional a como sea tu mapa mental en el momento de decidir. Te explico, la mentalidad estratégica te ayuda a observar tu mapa mental estratégico y así poder observar, darte cuenta y calibrar lo que ocurre dentro y fuera del terreno de juego. En la fase previa de concentración, antes de salir al terreno de competición, mis clientes no sólo fabrican confianza y automotivación, sino que se preparan estratégicamente los 6 factores que determinan su mapa mental apropiado para salir al terreno de juego con los ajustes mentales necesarios para decidir en las mejores condiciones con respecto a cualquier situación que suceda. Hay que partir del principio de “Mejores emociones es igual a mejores decisiones e igual a mejores acciones”.
Cuando este principio lo tienes anclado como un mantra sabes que si no tienes mejores emociones, debes hacer para transformarlas sobre la marcha, dentro del terreno de juego. La cuestión es cómo y cómo trabajamos con las triadas de enfoque. Determinar y saber cuáles son los pilares de las decisiones es fundamental a la hora de competir.
¿Cómo abordas el proceso de desarrollar una mentalidad estratégica en los deportistas con los que trabajas?
De una manera natural. Primero, hacemos una diagnosis de cuál es su mapa mental estratégico con respecto a una serie de acciones necesarias para cada uno en su día a día actual. Además, miramos con perspectiva al objetivo que quieren alcanzar en el proceso de trabajo en el que yo les acompaño. Lo diagnosticamos ellos y yo de manera conjunta, a través del establecimiento de conceptos por mi parte y las respuestas a las preguntas poderosas por parte de ellos. Así, de manera conjunta, trazamos el ciclo del recorrido del patrón de comportamiento habitual frente a las diferentes acciones. En el cliente hay un “wow” que le hace darse cuenta dónde está fallando a la hora de elevar el estándar de su mentalidad estratégica y de la marca para el alto rendimiento por lo que puede transformar ese paso y construir un nuevo patrón.
¿Existen diferencias en la aplicación de la mentalidad estratégica entre deportes individuales y deportes de equipo?
La mentalidad estratégica se construye a nivel individual, pero cuando todo el equipo domina los mismos términos de la Neocodificación se construye la colectiva en ese mismo sentido estratégico. Realmente es como si alguien de tu país se va a otro. Se debe dar el paradigma de que o sabe hablar el idioma de ese país o los demás aprenden el tuyo, pero el lenguaje debe aunarse para entenderse.
Si alguien sabe neocodificación a nivel individual siempre le va a resultar más sencillo influir sobre el resto dado que va a saber leer los patrones de comportamiento del grupo. Esto se vuelve muy interesante dado que te vuelves observador desde un lugar desde el que nunca habías observado, pudiendo diagnosticar y generando la oportunidad de adelantarte a los acontecimientos.
¿Cuáles son los principales desafíos que enfrentan los deportistas al intentar adoptar una mentalidad estratégica?
Los deportistas de este perfil se suelen situar delante de unos desafíos muy determinados. Para mí, son siete los que no fallan. Puedes encontrarte con algunos más, dependiendo de la singularidad de cada caso concreto, pero todos coinciden en estos siete. El primero de ellos es la resistencia al cambio, los deportistas están acostumbrados a ciertas formas de pensar y actuar en su deporte específico por lo que transformar lo que han hecho hasta ahora, si más o menos les ha ido bien, puede ser muy desafiante dado que pueden sentirse incómodos con las nuevas ideas o enfoques. Además, se suelen agarrar a creencias tales como “Si algo te funciona, no lo cambies”. El segundo es la fijación en el resultado final, los deportistas están obsesionados con ganar y el desafío es acomodar el nuevo pensamiento estratégico en el momento importante del juego y mantener el enfoque nuevo de manera sostenida en el tiempo sin estar por debajo en el marcador. El tercero es la presión externa e interna, los entrenadores, compañeros, ojeadores, aficionados y patrocinadores pueden interferir mucho en el desarrollo de esa mentalidad deportiva estratégica y se les puede hacer cuesta arriba mantener y centrar una neocodificación óptima. Cuarto, el miedo al fracaso o miedo al éxito, que puede impedir que los deportistas tomen riesgos calculados e impide que adopten una nueva mentalidad estratégica, pueden sentirse preocupados por cometer errores por lo que puede que no estén dispuestos a probar nuevas estrategias o tácticas que podrían beneficiarlos a largo plazo. La quinta, la falta de habilidades de autorregulación emocional, la capacidad de mantener la calma bajo presión y de manejar adecuadamente las emociones es fundamental para una mentalidad estratégica. Los deportistas que luchan con el control emocional pueden tener dificultades para pensar con claridad y tomar decisiones efectivas en situaciones competitivas. Sexta, la falta de conciencia situacional, algunos deportistas pueden tener dificultades para evaluar rápidamente las situaciones en el campo o en la pista y ajustar su enfoque y estrategia en consecuencia. La falta de conciencia situacional puede limitar su capacidad para tomar decisiones informadas y adaptarse a las condiciones cambiantes del juego. Y, por último, séptimo identificado en este perfil, la tendencia a la complacencia, después de experimentar el éxito, algunos deportistas pueden volverse complacientes y dejar de esforzarse por mejorar y desarrollar una mentalidad estratégica. La complacencia puede obstaculizar su progreso y hacer que pierdan su ventaja competitiva.
En tu opinión, ¿en qué medida la mentalidad estratégica puede impactar la resiliencia de un deportista frente a la adversidad?
La mentalidad estratégica es como el ancla de un barco en medio de una tormenta para la resiliencia de un deportista frente a la adversidad. Imagina que un barco se enfrenta a fuertes vientos y olas tumultuosas en alta mar. El ancla es lo que mantiene al barco estable y en curso, evitando que sea arrastrado por la tempestad.
De manera similar, cuando un deportista enfrenta desafíos y contratiempos en su carrera, la mentalidad estratégica actúa como su ancla. Les proporciona un enfoque claro y estructurado para enfrentar las dificultades. Mientras que las emociones pueden estar agitadas y las circunstancias cambiantes, la mentalidad estratégica les permite mantener la calma, evaluar la situación y tomar decisiones informadas sobre cómo avanzar. Cuanto más fuerte sea el ancla, es decir, cuanto más sólida sea la mentalidad estratégica del deportista, más capaz será de resistir los embates de la adversidad. En lugar de dejarse llevar por la corriente de la derrota o la desesperación, el deportista puede mantenerse firme y encontrar formas creativas de superar los obstáculos. En resumen, la mentalidad estratégica actúa como el ancla que ancla al deportista en tiempos turbulentos, proporcionando estabilidad, dirección y la capacidad de mantenerse a flote incluso en las aguas más agitadas.
¿Cómo se ayuda a los deportistas a gestionar la presión y las expectativas asociadas con el alto rendimiento deportivo desde una perspectiva de mentalidad estratégica?
Con respecto a gestionar la presión lo trabajo a través de los enfoques construidos de manera consciente. La presión es etérea, hay que bajar los conceptos a tierra, hacerlos tangibles para los deportistas de este perfil. ¿La presión con respecto a qué, les pregunto siempre? Los medios de comunicación, la grada, las relaciones personales que poseen que no saben gestionar en momentos de concentración máxima, los múltiples viajes y jet lags que les hace sentirse cansados antes incluso de salir de casa… En los ámbitos deportivos se suele hablar del término “gestionar la presión” a todas horas, pero en mi opinión, en muchos de los minutos se trata a este término como una nebulosa de conceptos sin pasarlo por la metodología SMART y sin trabajarse los enfoques directos de la presión con respecto a qué para buscar la mejor operatividad mental de cada deportista. Cada uno de ellos ve, escucha y siente de manera diferente con respecto a la gestión de la presión. Cada uno debe diagnosticar su mapa mental con respecto a la gestión de la presión para cada situación concreta. Cuando establecemos un enfoque sobre un punto demasiado amplio al final seguimos desenfocados. El enfoque a la gestión del estrés con respecto a algo concreto debe ser como la luz de un puntero láser.
Con respecto a las expectativas asociadas al alto rendimiento lo trabajo escaneando los estándares de trabajo. Imposible querer tener resultados de alto rendimiento con estándares de trabajo que no estén alineados al alto rendimiento. Aquí se cometen muchos fallos. En este sentido, hay muchos deportistas en el camino de querer ser de alto rendimiento con estándares de deportista de medio pelo. Muchos desportillas de medio pelo evitan generar un compromiso honesto al 100 por 100 de sus capacidades totales, a veces por miedos, a veces por falta de recursos, por relaciones personales… Por ello, imprescindible alinear las expectativas con los estándares de cómo realizas cada una de las acciones que les hacen mejor deportista día a día.
Desde tu experiencia, ¿puedes mencionar algunos casos en los que la mentalidad estratégica haya marcado la diferencia en el desempeño de un atleta que hayas asesorado?
Por código deontológico no puedo dar el nombre de deportistas que abiertamente no me lo han autorizado por acuerdo de colaboración. Esto también es mentalidad estratégica deportiva. Ellos suelen decir que se apoyan en profesionales para trabajar la mentalidad, pero no suelen hacer público quiénes somos las personas que les ayudamos. Así mismo, sí que te puedo trasladar que clubs como el Club de Baloncesto Gran Canaria, ha confiado en mis charlas formativas en Neocodificación para su categoría LEB Plata tal y como se ha publicado en la página web de la federación española de baloncesto.
Finalmente, ¿cuáles serían tus recomendaciones para los atletas que buscan mejorar su mentalidad estratégica y alcanzar nuevos niveles de rendimiento?
Como coach especializado en neocodificación y enfoque para el desarrollo de la mentalidad estratégica y alto rendimiento deportivo, tengo algunas recomendaciones clave para los deportistas que desean mejorar su rendimiento y alcanzar nuevos niveles de éxito. Primero que desarrollen la conciencia situacional, que aprendan a evaluar rápidamente las situaciones en el campo de juego y a adaptar sus enfoques y estrategia en consecuencia. Esto les ayudará a tomar decisiones más informadas y efectivas durante la competencia. Segundo que cultiven la resiliencia mental, entendiendo que los contratiempos y desafíos son parte del viaje hacia el éxito deportivo. Que desarrollen la capacidad de recuperarse rápidamente de las derrotas y aprender de ellas para seguir adelante con determinación. Que recuerden la regla de las 24 horas. Tercero que se enfoquen en el proceso, no sólo en los resultados, que aprendan a disfrutar del proceso de mejora y crecimiento personal en lugar de obsesionarse únicamente con ganar. Al concentrarse en el proceso, se permitirán alcanzar su máximo potencial de manera más consistente y sostenible por lo que llevarán a cabo la regla de altos estándares versus altas expectativas. Cuarto que practiquen la autorregulación emocional, que aprendan a manejar las emociones en momentos de presión y adversidad. Esto les ayudará a mantener la calma y a tomar decisiones más claras y efectivas durante la competencia. Recordarles que para ello deben conocer su mapa mental con respecto a sus emociones y neocodificarlas en aquello que de verdad de manera habitual les sabotea. Quinto que busquen el apoyo de un coach especializado en neocodificación. Un coach les proporcionará las herramientas, estrategias y apoyo necesario para desarrollar una mentalidad estratégica sólida y alcanzar nuevos niveles de rendimiento así como elevar la marca deportiva. Por último, sexto que eviten subestimar el poder que una mentalidad bien desarrollada dado que puede generarles un punto de inflexión en su carrera deportiva.
Estas han sido las reflexiones de Cathaysa Melián sobre el rol vital de la mentalidad estratégica en el mundo del deporte de alto rendimiento. Su experiencia, conocimientos y reflexiones exponen cómo esta mentalidad no sólo fortalece el rendimiento deportivo, sino que también promueve la resiliencia de los atletas frente a la adversidad. Al adoptar una mentalidad estratégica, estos deportistas pueden avanzar con confianza y determinación hacia nuevas metas, aprovechando al máximo su potencial atlético y alcanzando logros excepcionales en su respectiva disciplina.