Últimamente, parece que la gente que no tiene foto en el perfil de LinkedIn micrófono en mano no es nadie. Si a eso se le suma un libro, un podcast y una charla Ted, son los reyes.
Saber comunicar es la mejor tarjeta de presentación, tan esencial como saber leer y escribir, imprescindible en el día a día. Se ha convertido en una vara de medir profesional, pero hacen falta muchas horas de vuelo y dedicación.
A diferencia de los países anglosajones, donde se potencia la oratoria desde el colegio, España está a años luz de hablar bien en público. ¿Por qué los españoles comunican tan mal? Es un país de charlatanes, le encanta hablar y da por hecho que lo hace bien porque viene de serie. Y no, la comunicación no es un bien natural, se ensaya, se entrena y se forma.
No se trata únicamente de transmitir el mensaje, sino que cobra mucha más importancia el cómo se hace. Muchas veces, se tienen ideas brillantes, pero se falla en el impacto de la comunicación y en la capacidad de llegada para convencer.
La buena noticia es que se va perdiendo el miedo a exponerse. La mala… todo lo demás. Muchos directivos han descubierto sobre el escenario lo buenos que son, algunos como oradores, otros como anestesistas…
Las personas asisten a cientos de eventos y, a menudo, han escuchado horrorizados a ponentes negados para hablar en público (y, lo peor, es que no lo saben) Algunas personas son como el vino: ¡están mejor con un corcho en la boca!
Discursos sin alma, sin identidad, plagados de lugares comunes: “está en el ADN de nuestra compañía” “la RSC ha venido para quedarse”, “la sostenibilidad no es una opción es una obligación” “las crisis son una oportunidad”
La primera lección: no es lo mismo hablar que comunicar. Hace falta método y entrenamiento. Helpers Speakers, referentes en el mundo de los conferenciantes (representación y formación a través de su Escuela de Conferenciantes) profundiza un poco más en el tema. Su segundo libro, Escuela de Conferenciantes. Cómo convertirte en un speaker de éxito de la editorial Almuzara, se ha convertido en el manual de cabecera de muchos directivos de este país.
Su CEO, Jesús Ripoll, asegura: “En todos estos años como testigos de convenciones corporativas, congresos y galas de entrega de premios, nos hemos encontrado de todo: desde líderes testiculares (sí, los de la vieja escuela) incapaces de resultar empáticos y mucho menos convincentes, hasta “indios” con brillantes intervenciones improvisadas que dan el campanazo, incluso, discursos acomplejados al inicio que se van transformando hasta hacer surgir una carroza de la calabaza, dejando a todos hechizados.
Generalmente, si juegan en casa (evento monoempresa) los conferenciantes ocasionales no engañan a nadie, se muestran como son, tanto para lo bueno como para lo malo, (aunque alguna sorpresa ha habido en ambientes más distendidos -regados con alguna copita- como las fiestas de Navidad). El problema suele aparecer cuando el ponente está representando a su empresa en un congreso o similar, donde todos tienden a ponerse intensos con un micro en la mano”
Su socia en Helpers Speakers, Raquel Sanchez Arman, continúa: “Todos sabemos que es muy común encontrar a panelistas muy capacitados y brillantes en su campo, pero cero comunicadores. Se muestran incómodos, envarados y resultan de un farragoso insoportable con su “discurso cuñao cargante”. Nos equivocamos (y mucho) al buscar y rebuscar conceptos que nos dibujen cultos y profesionales ante los demás. La regla número uno de un ponente es no aburrir. Por más conocimiento que tengas, si no sabes cómo transmitirlo apropiadamente te perderás cientos de oportunidades. No se trata solo de hablar, sino de hablar con sentido y propiedad” y concluye: “Para hablar bien en público hace falta pensar bien en privado (y a eso, no te podemos enseñar)”
Lo más habitual, si se pertenece al mundo corporativo, es que se tenga que hablar en público más de una vez como portavoz de la empresa. Si no se tiene tiempo para contratar algún curso de oratoria, que ya se tendría que haber hecho, aquí van algunos consejos de emergencia que ofrece el equipo de Helpers Speakers.
“Pongamos que tienes que participar en una mesa redonda la próxima semana. Compartirás panel con colegas del sector. Lo primero que tienes que hacer es investigar en LinkedIn sus perfiles si es que aún no los tienes en el radar. Anticípate a las posibles preguntas y busca respuestas concisas y claras. Ensaya y mucho.
El día en cuestión, estate atento para hacer referencia a otras intervenciones antes que tú, toma notas si lo necesitas. Lo ideal es que hubiera un moderador que dinamice, reparta el juego, y conceda equitativamente la palabra. Lo que jamás falta es el listo, que acaparará el debate encantado de escucharse, interrumpirá a cada frase y tendréis que padecer el resto de tertulianos”, aseguran los expertos.
“Créenos, te los vas a encontrar siempre (apunta Jesús con ironía) y, algunas veces, al mismo. Así podrás comprobar que cada vez habla más y dice menos” Estructura tu mensaje y, si alguien te corta puedes retomar. Usa frases educadas, pero implacables tipo: “déjame que termine por favor, acabo con esto… Me gustaría que x acabará lo que estaba diciendo para continuar…”
Y Raquel regala estos tips o mandamientos finales: “No leerás, no aburrirás, no te pasarás de tiempo, no usarás la frase “salir de la zona de confort”.
Ya se sabe, todo aquel que quiera sacar al conferenciante que lleva dentro, debe confiar en los mejores y confiar en Helpers Speakers.