La población española ha sentido en sus carnes los movimientos migratorios, especialmente en las últimas décadas, que han desembocado en la aparición de multitud de pueblos abandonados.
El éxodo rural de los años cincuenta inundó las capitales de provincia de todo el país con personas procedentes de pequeños pueblos. Desde entonces, y pasando por el gran flujo de jóvenes que se han sentido atraídos por grandes urbes, como Madrid y Barcelona, la historia de las migraciones españolas ha sido muy amplia.
Así nace la superpoblación y el crecimiento vertiginoso de estos grandes núcleos, la despoblación de muchas ciudades de tamaño medio y el vacío de infinidad de pueblos, que ahora vuelven a llamar nuestra atención. Sobre todo, por parte de aquellos que han vivido las incomodidades que puede llegar a suponer vivir en una gran ciudad.
Tan sólo en la Comunidad de Madrid podemos encontrar cinco pueblos abandonados, repletos de historia, que serían el escenario perfecto para cualquier película del fin del mundo.
Fresno de Torote
Fresno de Torote es un pueblo totalmente abandonado, localizado muy cerca de Alcalá de Henares y Torreón de Ardoz. Su mayor éxodo se produjo en las décadas los años sesenta y setenta del siglo XX, como en tantas otras zonas rurales de nuestro país.
Paseando por esta solitaria población, aún podemos ver su bonita plaza, en la que se sitúa la Iglesia de San Esteban, de influencia mudéjar y levantada en el siglo XVI. Y en los alrededores de la localidad podremos contemplar la Ermita de la Soledad, en muy buen estado a pesar de su abandono.
También se conservan en un estado perfecto las múltiples casas, edificios y calles de la localidad. Un contraste sobrecogedor al mezclarse con el silencio que reina en el pueblo.
Al parecer, perteneció en los últimos tiempos a dos familias: por un lado, los Marqueses de Quirós, y por otra parte, los Condes de Torrepalma. Y quienes lo habitaban eran, fundamentalmente, personas que trabajaban para ellos.
El vecino pueblo de Serafines atrajo a gran parte de su población. Esto demuestra que también en las zonas rurales huyeron de la atomización y se reorganizaron para crear núcleos de mayor tamaño, con el consecuente e inevitable abandono de otros.
Las Bellidas
Este pueblo está ubicado en el municipio de Piñuécar-Gandullas, en el hermoso Valle de Lozoya.
Se encuentra abandonado desde el fatídico 1936, año en el que comenzó la Guerra Civil Española, cuando solo quedaba una persona viviendo en él. Sus vecinos decidieron buscar otros enclaves en los que pudieran disfrutar de mejores servicios y de más comodidades.
Casas derruidas y algunos muros es todo lo que queda de este espacio, que cuenta con todos los elementos del prototipo de pueblo abandonado: la maleza y la vegetación se ha convertido en protagonista y ha ganado terreno a sus desoladas construcciones.
Todo ello ha creado un paisaje rural que atrae a muchos visitantes en busca de un espacio de completo abandono, en el sentido más romántico de la palabra.
Navalquejigo
Navalquejigo es un pueblo de origen medieval perteneciente al municipio de El Escorial, es uno de los pueblos más llamativos de todos los abandonados en España.
A finales de los años 80 del siglo pasado se produjo su total despoblación, ya que el cercano pueblo de Los Arroyos atrajo a gran parte de sus habitantes. De cualquier forma, durante un periodo de tiempo tan solo vivía allí una única persona.
Actualmente se encuentra oficialmente desocupado, aunque durante distintos periodos ha contado con población procedente de movimientos okupas, que se asentaron en sus casi veinte viviendas.
Iniciaron labores de reconstrucción y rehabilitación de espacios, salvando al pueblo del abandono, y llegando a ser declarado como Bien de Interés Cultural. Éstos fueron desalojados en el año 2007, aunque un año y pico después se decidió dejar sin efecto la orden de evacuación, por lo que pudieron volver a habitar el pueblo.
Además de sus viviendas, en Navalquejigo podrás contemplar su antigua plaza, en la que hay un abrevadero y una picota de piedra, así como su antigua y sencilla iglesia.
Polvoranca
Polvoranca es una aldea situada entre las localidades de Leganés, Alcorcón y Fuenlabrada, que estuvo habitada hasta el siglo XIX. Sí, sí, has entendido bien, lleva sin población casi 200 años.
Este pueblo comenzó a perder habitantes debido a las enfermedades derivadas de la cercanía de varios ríos y a su climatología adversa. A la vez, los núcleos de Leganés y Fuenlabrada atrajeron a su población, generándose un éxodo que, a diferencia de la mayoría de pueblos de la Comunidad de Madrid, se produjo de forma paulatina entre los siglos XVIII y XIX.
Actualmente su superficie pertenece al Parque de Polvoranca, y su elemento más destacable es la Iglesia de San Pedro Apóstol, un espacio que, a pesar de su valor histórico, se encuentra deteriorado por el abandono y el paso del tiempo.
El Alamín
El Alamín se halla rodeado por los parajes de la Cuenca del Alberche, en el municipio de Villa del Prado. Es el más famoso de los pueblos abandonados en Madrid.
Cuenta, aproximadamente, con 40 casas totalmente abandonadas, las cuales fueron adquiridas por una empresa dedicada al alojamiento rural, con el fin de rehabilitarlas y darles uso.
Dicen las malas lenguas que en este pueblo se producen fenómenos paranormales. Y, como la curiosidad mató al gato, no son pocos los visitantes que acuden habitualmente en busca de este tipo de experiencias. Los aficionados al air soft también frecuentan este lugar.
Sin embargo, al tratarse de una propiedad privada, para hacerlo deben burlar las medidas de seguridad. De este abandonado pueblo se conservan, además de las viviendas, un convento, una iglesia y un bar.