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“No te comes una rosca” y otros dichos madrileños

Hay gente que dice que los madrileños “no tienen acento” y quizás tengan razón. Sin embargo, lo que si tienen es un vocabulario único capaz de marcar tendencia. Al ‘mazo’, ‘me renta’ y el ‘ir a pachas’ se suman un montón de expresiones que tiene su origen en la región.

¿Cuántos no han dicho que eso está ‘entre Pinto y Valdemoro’ sin haber pisado nunca ninguna de estas dos ciudades? Hoy descubrimos todas esos dichos y refranes que se usan en toda España y que nacieron en las calles del mismo Madrid.

‘Más chulo que un ocho’

Los madrileños tienen fama de ‘chulos’, pero en el mejor sentido de la palabra. No es para menos, los chulapos y chulapas son uno de los grandes símbolos de Madrid.

Cuando decimos que alguien es ‘más chulo que un ocho’ queremos resaltar esta particular cualidad tan típica de la capital, pero ¿sabías que su origen está relacionado con la línea de tranvías de Madrid?

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Una de las líneas de Tranvía de Madrid | Fuente: historias matritenses.

El ‘ocho’ al que hace referencia esta expresión es una línea de este extinto medio de transporte. Esta recorría Madrid desde la Puerta del Sol hasta San Antonio de la Florida.

Lo curioso es que este tranvía era el que utilizaban los chulapos para ir al Parque de La Bombilla a celebrar San Isidro. Cuando llegaba mayo, sus vagones se llenaban de madrileños con sus claveles en la solapa y madrileñas con sus inconfundibles mantones.

De ahí surgiría la expresión ‘ser más chulo que un ocho’, que ya no es patrimonio exclusivo de Madrid, sino que es utilizada en cualquier lugar del país.

‘En el quinto pino’

Cuando decimos que algo se encuentra ‘en el quinto pino’, queremos expresar que se encuentra muy lejos. Para explicar el origen de este dicho, también nos tenemos que remontar al lejano Madrid de los primeros borbones.

A principios del siglo XVIII reinaba en España el rey Felipe V. Al monarca se le ocurrió plantar cinco grandes pinos en el largo paseo de Recoletos. Esta hilera de árboles comenzaba en Atocha y terminaba en Nuevos Ministerios.

"No te comes una rosca" y otros dichos madrileños Paseo Recoletos 1930
Paseo de Recoletos en 1930

Este último, al estar más alejado, se convirtió en lugar de encuentro de los enamorados que buscaban intimidad para besarse libres de las miradas de la gente.

“Nos vemos en el quinto pino” era lo que se decían las parejas cuando tenían una cita íntima. Lo que era un sitio muy particular de Madrid se convirtió en un lugar común para todos los españoles. De ahí surge esta curiosa expresión.

‘Entre Pinto y Valdemoro’

Cuando alguien se encuentra entre dos opiniones o no se quiere mojar con ninguna de ella, se dice que esta está “entre Pinto y Valdemoro”. No hace falta haber estado nunca en ninguna de estas dos localidades para haber usado esta expresión alguna vez.

La historia de este dicho es muy curiosa. Una leyenda popular dice que existía en la zona un señor al que le gustaba mucho el vino. Debido a su “afición”, este frecuentaba mucho las tabernas de ambos municipios. Para ir de una a otra, tenía que saltar un riachuelo que hacía de frontera entre ambos.

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Entre Pinto y Valdemoro, un dicho con origen etílico.

Cuando saltaba de un lado a otro, este siempre decía: “¡Ahora estoy en Pinto, ahora en Valdemoro!”. Un día que volvía a casa algo ‘perjudicado’, nuestro particular amigo se cayó en el arroyo. Entonces exclamó: “¡Ahora estoy entre Pinto y Valdemoro!”.

Aunque nunca se ha podido probar que existiera tal arroyo, lo cierto es que esa frase se quedó para la posteridad. Varios libros de leyendas recogen la historia de este madrileño al que tanto le gustaba el vino. Desde entonces, todos nos hemos encontrado alguna vez “entre Pinto y Valdemoro”.

‘De Madrid al cielo’

Una de los dichos más bonitas que se refieren a la capital esa es “De Madrid al Cielo”. Su origen es bastante difuso pues existen varias teorías sobre cómo surge esta bonita expresión.

La más común apunta a una obra de Luis Quiñones de Benavente, titulada “Baile del invierno y del verano”. En ella hay unos versos que dicen lo siguiente:

«Pues el invierno y el verano,

en Madrid solo son buenos,

desde la cuna a Madrid,

y desde Madrid al Cielo».

Otra teoría dice que “De Madrid al cielo” se comenzó a popularizar en el siglo XVIII. Las reformas que hizo Carlos III en la villa hicieron que esta se convirtiera en un moderna y cosmopolita ciudad europea.

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El maravilloso cielo de Madrid

La última especulación sobre el origen de este dicho apunta al Cerro Garabitas, en la Casa de Campo de Madrid. Hay vecinos que afirman que cada noche se reúnen allí las almas de los difuntos madrileños para ascender al cielo. Hay testigos que dicen haber visto luces raras en la zona.

‘No te comes ni una rosca’

Cuando alguien no tiene éxito en el amor, se dice que “no se come ni una rosca”. Pero, ¿has pensado alguna vez a qué rosca se refiere?

Uno de los dulces más típicos de Madrid son las famosas roscas de San Isidro. La ‘tonta’, la ‘lista’ y las ‘rosquillas de Santa Clara’ son parte del kit del madrileño junto al mantón y el clavel en la solapa.

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Roscas de San Isidro

Antiguamente, en la verbena de San Isidro, para romper el hielo, los chulapos y chulapas ofrecían a la persona con la que querían bailar una rosquilla de San Isidro. Si esta aceptaba, podían seguir cortejando.

Comerse este típico dulce en la verbena de San Isidro era sinónimo de éxito. Por ello, de aquellos que no tiene suerte ligando se dice que “no se comen ni una rosca”

‘Armarse la Marimorena’

Cuando hay mucho jaleo o hay una gran pelea decimos que se “armó la Marimorena”. Este dicho también surge en las calles de Madrid. Pero, ¿quién era la Marimorena?

A finales del siglo XVI existía una taberna muy famosa en la Cava Baja, en el barro de La Latina. Los dueños de aquel lugar eran Alonso de Zayas y su esposa María Morena.

Esta pareja se hizo muy famosa en 1579 debido a una gran bronca que sucedió dentro de su local. Tanto Alonso con María se negaron a servirles su mejor vino a un grupo de soldados que entraron en su taberna con ganas de juerga.

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Cava Baja de La Latina | Foto antigua.

Por la negativa, los militares se encararon con los dueños del lugar, pero lo que no sabían es que la Mari Morena era una mujer de armas tomar. Ella sola echó a todos los soldados de su taberna y terminó con la bronca que habían armado.

Tan sonado fue el acontecimiento en Madrid que la Mari Morena quedó inmortalizada para siempre en este curioso dicho que recorrió todos los rincones de España. Nada tiene que ver su origen con el famoso villancico navideño.