Hoy en dรญa, cada vez es mรกs anecdรณtico el uso del papel. Los periรณdicos en papel luchan por su supervivencia y los libros pasan a formatos mรกs novedosos. Sin embargo, los romรกnticos de la literatura se resisten a abandonar los libros clรกsicos y esa sensaciรณn increรญble que implica ‘pasar de pรกgina’.
Para todos ellos hay un lugar en Madrid donde perderse horas y horas rebuscando entre montones de libros antiguos. Solo hay que pasear por las inmediaciones de la estaciรณn de Atocha para toparse con una de las calles mรกs curiosas de Madrid: la Cuesta de Moyano.
Hoy, recorremos sus pequeรฑos puestos repletos de tesoros para hablar de por quรฉ la Cuesta de Moyano es una calle รบnica en mundo.
ยฟQuiรฉn era Claudio Moyano?
Claudio Moyano era un polรญtico zamorano del siglo XIX. Su mayor logro fue ser el autor de Ley de Instrucciรณn Pรบblica de 1855, que pretendรญa modernizar el sistema educativo espaรฑol de la รฉpoca.
Espaรฑa, en aquel entonces, era uno de los paรญses europeos con mayor nรบmero de analfabetos. La Ley Moyano consiguiรณ grandes avances en materia educativa. Dividiรณ la educaciรณn en tres niveles, muy parecidos a los que ahora tenemos.
En una รฉpoca con la nuestra, en la que vemos una ley de educaciรณn por legislatura, cuesta creer que la de Moyano fue la mรกs longeva de la historia de Espaรฑa. Estuvo vigente durante mรกs de cien aรฑos e inspirรณ a otras leyes posteriores.
Al comienzo de la Cuesta, hay una estatua homenaje a Moyano. Fue instalada en 1900 gracias a las aportaciones de maestros de toda Espaรฑa. En la parte de arriba, hay otra estatua dedicada al escritor Pรญo Baroja. Ambos custodian a los tesoros que guardan aquellas pequeรฑas y azules casetas de madera.
Un zoo en medio de Madrid
Antes de vender libros, en la Cuesta de Moyano habรญa un zoolรณgico. Fue tan pionero este zoo, que fue considerado como el segundo que se hizo en Europa, despuรฉs del de Viena, en Austria.
Carlos III en 1774 iniciarรญa un proyecto para convertir aquella zona en un gran parque de divulgaciรณn cientรญfico. Por ese motivo, construyรณ el Jardรญn Botรกnico y el Museo de Ciencias Naturales, que mรกs tarde se convertirรญa en el Museo del Prado.
En este zoolรณgico, la mayorรญa de los animales era regalos de los virreyes y gobernadores americanos. Habรญa guacamayos, tucanes, pumas, monosโฆ Pero sin duda el que mรกs llamaba la atenciรณn era un Elefante, regalo del gobernador de Filipinas. Para que llegar a Madrid tuvo que venir andando desde Cรกdiz.
A finales del siglo XVIII, este zoo serรญa trasladado al cercano Retiro, a un lugar que durante muchos aรฑos serรญa conocido como la Casa de Fieras. Aรบn hoy se pueden visitar sus instalaciones, aunque los animales finalmente serรญan trasladados al actual Zoo de Casa de Campo.
Los libros y la Cuesta de Moyano
Desde la รฉpoca รกrabe se han celebrado ferias comerciales en Madrid. En los primeros albores de la antigua Villa, era la forma mรกs comรบn de vender y comprar productos. El crecimiento urbano y la apariciรณn de las tiendas las irรญa haciendo desaparecer.
Una de las mรกs importantes era la que se celebraba en Atocha. Durรณ hasta bien entrado el siglo XIX. En ella, entre otras muchas cosas, se vendรญan libros. La feria se situaba en el Paseo del Prado, frente a la verja del Jardรญn Botรกnico.
Al director de esta feria no le parecรญa procedente vender productos en ese sitio y se quejรณ ante el Ayuntamiento de Madrid. Por este motivo, se trasladรณ al lugar que ahora ocupan las casetas de la Cuesta de Moyano.
En esta feria, ya habรญa comerciantes de libros. El escritor Ramรณn Gรณmez de la Serna la llamaba ‘la feria del boquerรณn’, porque allรญ la literatura costaba lo mismo que una lata de pescado. En 1925, este mercado se convirtiรณ en un la feria del libro permanente.
La Cuesta de Moyano, el cauce de un “rรญo de libros”
Francisco Umbral dirรญa de la Cuesta de Moyano que es “un rรญo de libros que baja a Madrid desde las fuentes recรณnditas del Retiro”. No se equivoca, pues las casetas se inspirarรญan en las que hay a orillas del rรญo Sena, en Parรญs.
En los aรฑos 80, estas particulares tiendas de libro se modernizaron. Cada una de ellas cuenta con agua, electricidad y telรฉfono. En los 200 metros que mide la calle, hay un total de treinta casetas, no mรกs.
La caseta nรบmero 1 es la mรกs especial. Durante muchos aรฑos estuvo vinculada al Ayuntamiento, hasta que en 2017 se convirtiรณ en un lugar de animaciรณn cultural donde se apuesta por promover la lectura. ‘La 1 de Moyano’ es su nombre.
Aunque todas se dedican a la compraventa de libros de segunda mano, no hay dos que sean iguales. Cada una de ellas tiene su propia especialidad. Mientras que alguna se centra en los libros infantiles, en otra puedes encontrar literatura polรญtica.
En la actualidad, es una feria de libros permanente, que se puede visitar de lunes a domingo, prรกcticamente todos los dรญas del aรฑo. Un lujo con el que solo cuentan ciudad privilegiadas como Madrid.
“El cementerio de los libros olvidados”
El escritor Carlos Ruiz Zafรณn en sus obras hizo un homenaje a todos esos libros que quedan el olvido esperando a ser rescatados por nuevos lectores. Esas mismas publicaciones son las que reposan sobre las mesas de la Cuesta de Moyano bajo la atenta mirada de los que buscan encontrar una joya entre sus montones.
Camilo Josรฉ Cela, en Viaje a la Alcarrรญa (1948) hablaba asรญ de la Cuesta de Moyano:
Cuando uno rebusca entre los libros de este curioso lugar, se encuentra con ese color amarillo que aparece sobre las pรกginas de aquellos que llevan aรฑos entre nosotros. Si abrimos la primera pรกgina de alguno, quizรกs tenemos la suerte de encontrarnos con una dedicatoria que un dรญa alguien escribiรณ y que hoy lleva nuestro nombre.
Al coger una ediciรณn de Bodas de Sangre de una de las mesas, dentro pone: “Con cariรฑo, para Luisa. Madrid, 1964. Espero que lo disfrutes tanto como yo” y tรบ, que quizรกs no te llamas Luisa, en ese momento sientes que el libro te habla y que es imposible no llevรกrtelo a casa.
Asรญ de especial es la Cuesta de Moyano y todos sus tesoros olvidados. Esos mismos que piden en silencio una segunda oportunidad en manos de alguien que aire sus pรกginas y vuelva a disfrutar de todo lo que llevan dentro.