El ramen se ha asentado en Madrid como uno de los platos indiscutibles, presente en la mayoría de los restaurantes asiáticos, ya sea de mejor o peor calidad. Y seguro que te preguntas a qué se debe este éxito.
Para empezar, se trata de un plato que requiere mucha más dedicación que una hamburguesería cualquiera. Y en segundo lugar, porque se trata de una auténtica delicia: entrante, sopa y plato principal en uno.
El plato consiste en un bol de caldo casero, a menudo de pollo y cerdo, pero también se puede encontrar de diversos tipos de marisco y pescado seco. En él, flotan fideos de trigo que se entremezclan con ‘toppings’ como tocino, huevo marinado o bambú. Y el toque final es el aliño con ‘tares’, es decir, las salsas o sabores que definen el estilo de ramen.
Os desvelamos algunas de las direcciones imprescindibles de la capital.
Ramen Kagura
Este restaurante es un noddle bar pequeño pero cómodo y acogedor, con música japonesa de fondo y con un reservado especial para grupos.
Tienen ramen de temporada: el Tantanmen es el más picante; el Montaña Fuji lleva montones de verduras; y el clásico se elabora a base de caldo de cerdo y vegetales, aderezado con salsa shouyu o miso.
En su carta también encontrarás arroces, sushi e incluso tapas, además de bebidas típicas de Japón, como cervezas y refrescos traídos directamente desde el país del sol naciente.
Tienen cuatro menús del día a elegir y ninguno supera los 12€. Sin olvidar, en ningún caso, que su especialidad es el ramen.
Se localiza en la calle de las Fuentes 1, entre Ópera y la Plaza Mayor.
Yokaloka
Yoka Kamada empezó trabajando en un minúsculo espacio donde preparaba cientos de bandejas de sushi al día, vendía calcetines y otros atractivos souvenirs del país nipón.
De dos metros cuadrados pasó a seis. Y actualmente, aquel pequeño rincón está irreconocible. Su negocio ocupa dos puestos del Mercado de Antón Martín: el primero, un modesto comedor con barra incluida, y el segundo, un puesto de pedidos take away.
Encontrarás buena materia prima, objetos importados, sake, mochi de té verde, bandejas de sushi y ramen, propuestas del día y lo mejor de todo: precios ajustados.
El Yoka ramen está elaborado con bonito, el Tonkotsu ramen lleva cerdo y el Tori Buta ramen mezcla pollo y cerdo. Todos están para chuparse los dedos.
Se encuentra en la calle Santa Isabel 5, dentro del Mercado de Antón Martín.
Chuka Ramen Bar
Chuka Ramen Bar está a cargo de tres jóvenes, los chefs Rodrigo García Fonseca y John Husby, además de Lorena Mauri como jefa de sala. Un vasco y dos norteamericanos al frente de un restaurante japonés.
Gyozas, bao bun y ramen son los tres pilares sobre los que han edificado su estupenda propuesta culinaria. Aún así, disponen de la variedad suficiente para que todo aficionado a la comida asiática caiga en la tentación de pasarse por aquí.
Obligatorio probar las estupendas gyozas de butifarra y cebollino chino, el bao bun de langostino tigre, acompañado de una salsa dragón que es para llevarse litros a casa. Todo ello con una presentación sencilla e impecable.
En cuanto al ramen, todas sus variedades son excelentes. De hecho, es el plato culpable de su fama, lo que les hace únicos y dignos de elogio. El más demandado es el Miso dashi.
Se sitúa en la calle de Echegaray 9, entre la Puerta del Sol y Sevilla.
Yakitoro
Yakitoro es la reinterpretación de la clásica taberna nipona, donde todo se elabora al carbón y a la vista de los comensales. Un local que debe parte de su fama al gran Alberto Chicote, que ya se encuentra fuera del proyecto.
Alucinarás con su concepto desenfadado, sin pretensiones, donde entretenimiento y gusto se dan la mano. Un restaurante sencillo pero bien preparado, con un claro espíritu internacional y una despensa de notables productos frescos.
La carta abarca desde sus yakibokatas, de papada ibérica y pepino ‘David Chang’, hasta unos selectos pinchos de cordero marinado, acompañados de yogur y hierbas o de langostino con mahonesa de coco.
No puede faltar su famosa sección ‘Iberian Yaki-ramen’, donde encontrarás cuatro variedades diferentes: callos con chorizo, cocido a la madrileña, fricasé de pollo y bacalao guisado.
Se ubica en la calle de la Reina 39, al lado de Banco de España.
Nakeima
El secreto de Nakeima es una mezcla de gente joven con buenas ideas, mucha pasión y un excelente nivel culinario.
El éxito desde su apertura, a finales del año 2013, sigue siendo igual de abrumador porque su propuesta mantiene la misma pegada. No admiten reservas, se come en barra y tienen un aforo muy limitado, de 20 personas.
Todo gourmet que se precie ha degustado ya sus platos hispano-asiáticos, incluido su sabrosísimo ramen. Si te gusta que tu paladar se divierta en este baile de sabores y texturas, acércate a este restaurante sin dudarlo.
Su plato estrella es el ‘Dry Ramen‘, una sopa de ramen seca que te enamorará desde el primer bocado. Un concepto diferente de este tradicional plato nipón.
Se localiza en la calle de Meléndez Valdés 54, entre Moncloa y Argüelles.
Lamian
Yong Ping Zhang es el encargado de esta taberna de ramen llamada ‘Lamian’, que significa fideos chinos estirados a mano. Y es un ‘must’ para los amantes de este plato.
Su cocina, por lo que tiene de fusión ibero-asiática, podría recordar a otros nombres que levantan pasiones semejantes, como StreetXO o Nakeima. Pero este restaurante va por libre, con una cocina personalísima y una mirada única.
Siempre apetece volver, ya sea porque te has dejado una docena de platos sin probar o porque te has enamorado de su ramen de rabo de toro. Un bol adictivo que no querrás que acabe nunca.
Degustarás un caldo con sabores bien equilibrados, de textura ligera y vibrante, donde fideos, carne y chopitos esconden ajos tiernos y chiles secos. Puedes acompañarlo con sake, jerez o alguna de las D.O de su bodega.
Se encuentra en la Plaza de los Mostenses 4, entre Plaza de España y Noviciado.
Hattori Hanzo
Hattori Hanzo es una izakaya, comandada por Borja Gracia, que se convertirá en tu sitio de referencia. El rincón perfecto para ahondar en la gastronomía nipona más allá del sushi.
Su carta te llevará por platos como su black ramen o su ternera rubia gallega con sésamo negro y brochazo de Yamazaki. Lo mejor es que tienen una alta fidelidad a los platos originales.
Platos calientes e interpretaciones que irán cambiando en una carta, donde se mantienen desde sus inicios el karaage, pollo; el takoyaki, pulpo; el ebimayo, langostino; y el okonomiyaki, una masa con varios ingredientes cocinados a la plancha.
En el mismo local se presenta Panda Patisserie, la única pastelería japonesa de la capital.
Se sitúa en la calle de Mesonero Romanos 17, a escasos metros de Callao.
Sr. Ito Lab
Cuando llega el duro invierno, el ramen es uno de los platos más demandados en Sr. Ito Lab, la casa del hostelero Ibán González y el chef Sergio Monterde.
El delicioso Yakibuta ramen es una apuesta vanguardista que pocos deciden saltarse cuando entran a este restaurante.
Está elaborado con panceta de cerdo braseada en su propio caldo, setas shiitake, pak choi, cebolletas, huevo macerado y furikake. Este último es un condimento seco, muy extendido en la cocina japonesa, que se espolvorea sobre sopas o arroces para potenciar su sabor.
Se ubica en la calle de Trafalgar 7, entre Iglesia y Bilbao.
